El desastre de hoy y el desastre que viene

A partir de la tragedia ecológica recientemente desatada en Sonora, como producto de la ineficiente operación y posterior negligencia al tratar de ocultar el desastre, de la minera Buenavista del Cobre filial del Grupo México, podemos comenzar a sacar algunas deducciones sobre el futuro que nos espera a partir de la entrada en operación de la reforma energética.

RIO BACANUCHI

Foto: proceso.com.mx

Un breve recorrido por algunas notas periodísticas recientes nos resulta ilustrativo sobre la incapacidad y falta de voluntad del gobierno mexicano para regular, supervisar y sancionar a empresas que, como Grupo México, sistemática e impunementemente se burlan de las regulaciones que encuentran a la mano mientras pisotean los derechos de las comunidades y de sus trabajadores, estableciendo de facto condiciones de operación que desmienten el reiterado discurso peñista sobre el supuesto Estado de Derecho vigente. Cabe recordar que este grupo minero se volvió tristemente célebre por el caso del derrumbe en la mina de Pasta de Conchos, donde murieron 65 mineros. Su respuesta ante dicho evento no puede ser calificada de otra forma que inhumana y criminal.

En tanto la desatada corrupción imperante en el país recibe desde la presidencia trato de patrimonio cultural (¿habrá el propósito oculto de registrarla ante la UNESCO?), la SEMARNAT clama por no satanizar a los responsables de la catástrofe ambiental actual, se declara incompetente para clausurarla y aboga por priorizar la reproducción del capital sobre la reproducción de la vida.

En efecto, el titular de esa dependencia, un ingeniero de nombre Juan José Guerra Abud cuyas principales credenciales medioambientales son una diputación por el Partido Verde y ser originario del Estado de México, declaró que sólo la Secretaría de Economía puede retirar a la empresa la concesión por el desastre ocasionado y argumentó a favor de ésta que «no se puede frenar la actividad económica» porque «el país tiene que crecer económicamente».

De la misma manera opinó el responsable de la interpelada Secretaría de Economía, un señor de apellido Guajardo, quien desde su Chinameca personal asegura que: «lo relevante es el compromiso de la empresa en la compensación económica de los afectados y la remediación de sus efectos».

Son estos y otros funcionarios de la misma calaña, quienes nos aseguran incesantemente en anuncios comerciales, infomerciales e inserciones en periódicos como El País y el NY Times, que ellos tendrán la capacidad de monitorear y sancionar a las poderosísimas empresas petroleras multinacionales que estarán llegando… las cuales tienen la mala costumbre de organizar y financiar guerras y golpes de estado en Medio Oriente tanto como en América Latina, cuando sus intereses se ven afectados.

Es importante en estos momentos tener presentes las gestas pasadas de nuestra historia, como hace Adolfo Gilly al ofrecernos un artículo muy valioso sobre el momento de la expropiación petrolera, su significado para el país y la radiante estatura política del general Lázaro Cárdenas al momento de tomar esta decisión trascendental. No para esperar nuevos caudillos revolucionarios -a quienes panistas de oscura memoria se alegran de creer enterrados- sino para reflexionar sobre el entusiasmo desbordado del pueblo mexicano, entregándose a una idea que parecía iniciar una era de desagravios y la construcción de un proyecto soberano de nación que hoy, por lo menos de manera formal, los representantes de los partidos políticos en el Congreso han pretendido clausurar con las reformas recientes.

Regresando al presente, mientras los políticos en turno nos anuncian la posibilidad de multas estratosféricas para esta empresa, los productores agropecuarios de la región afectada pierden su producción y los pobladores deben conformarse con promesas, paleativos que se reparten con distinciones partidarias y un enorme desprecio por parte de las «clases» políticas y empresariales, que ya se frotan las manos ávidamente… pensando seguramente en el desarrollo del país.

Sin embargo, no es a estos «representantes» a quienes corresponde la decisión final sobre el futuro de dichas reformas, por mucho que lo consideren ya como asunto superado, sino a la multitud de movimientos, organizaciones, comunidades y «fuerzas vivas» existentes en la sociedad mexicana, quienes si no se definieron en el momento oportuno, ahora comienzan a despertar de un sopor mediáticamente prolongado y miran con los ojos desorbitados el árido paisaje que pretenden dejarnos como herencia. La indignación crece en este despertar del país y las respuestas ante el despojo que se intenta perpetrar comienzan y van en aumento. / La Redacción

 


 

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La Jornada. Mar, 26 ago 2014. México, DF. por Angélica Enciso. El derrame de 40 millones de litros desechos peligrosos en Sonora de la empresa Buenavista del Cobre de Grupo México sería el peor desastre ambiental de la industria minera del país, manifestó el titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Juan José Guerra Abud.

El funcionario dijo que podría ser multada con miles de millones de pesos y tendrá la obligación de remediar el sitio dañado.

A pesar del desastre ambiental, la empresa no puede ser clausurada ni siquiera temporalmente, sólo se puede cerrar el área donde se desbordaron los residuos y sólo la Secretaría de Economía puede retirar la concesión

En la presentación del Informe de acciones del gobierno federal en atención al derrame de sulfato de cobre acidulado en los ríos Bacanuchi y Sonora, estuvieron presentes los titulares de la Comisión Nacional del Agua, de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.

Guerra dijo que «no se puede frenar la actividad económica. Cuando se cumple con las normas ambientales. Tuvieron un descuido que causó el daño ambiental, el país tiene que crecer económicamente, no vamos a permitir que una empresa deje de ser sancionada en los términos que marca la ley».

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La Jornada. lun, 25 ago 2014. Hermosillo, Son. Habitantes de comunidades afectadas por el peor derrame de tóxicos en la historia del estado están desesperados y molestos por la lentitud con la que las autoridades y Grupo México actúan ante el desastre ecológico ocurrido el pasado 6 de agosto en el río Sonora.

Durante un recorrido por los siete municipios afectados por el derrame de ácido sulfúrico y metales pesados (Arizpe, San Felipe, Aconchi, Huépac, Ures, Banamichi y Baviácora), se comprobó que muchos habitantes de la zona perjudicada no tienen fácil acceso al agua, la actividad económica está prácticamente detenida, las carreteras de la región lucen desoladas (salvo por el paso de vehículos del gobierno y la minera), mientras que el hartazgo y la incertidumbre crece entre los pobladores.

«Sin agua no se puede vivir, es una desesperación, además por las tormentas eléctricas recientes la luz se está yendo a cada rato. Es una tristeza ver cómo vivimos, sé que es un desastre, pero hay que buscar una solución rápida, hay que encontrar soluciones, porque ellos (autoridades y directivos de Grupo México) no viven aquí, no comen aquí, no duermen, no nada», dijo Milagros Barrón Espinoza, habitante de la comunidad San Pedro, municipio de Ures.

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Contaminación química en Sonora obliga a productores a tirar 3 mil litros diarios de leche

Notimex. En esta población de tres mil habitantes, localizada al noreste de Sonora, los pequeños productores se ven obligados a desperdiciar cada día alrededor de tres mil litros de leche, “la gente se levanta a ordeñar las vacas y tirar la leche”.

Productores de Banámichi, Sonora, se ven obligados a tirar tres mil litros diarios de leche, desde que el pasado 7 de agosto, cuando se registró un derrame de químicos en la mina de Cananea, informó el ayuntamiento local.

El alcalde de Banámichi, Jesús Lauro Escalante Peña, afirmó que en la misma situación se encuentran los habitantes de las otras siete comunidades ubicadas en las inmediaciones del río Sonora.

“El pueblo anda muy confundido, la gente anda muy confundida, no saben qué van a hacer ni qué va a pasar. Es su único patrimonio”, expuso, dado que las actividades primarias quedaron paralizadas, debido a la contingencia.

Además, tienen el agua potable racionada y sólo toman ese líquido embotellado, pues se suspendió la operación del pozo que alimenta a la red de la comunidad, ya que se sitúa a 20 metros de distancia del lecho de ese río.

Parcelas familiares para cultivo de calabaza, frijol y maíz, de consumo propio y venta de los excedentes en el mercado regional, se quedaron sin ser regadas desde hace 15 días, pues el agua del afluente está restringida.

Juan Manuel López, uno de los agricultores en pequeño de esas milpas, con extensión de entre un cuarto y media hectárea, afirmó que muchos productores se quedaron sin sustento.


La Jornada. Sábado 23 de agosto de 2014. El titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Juan José Guerra Abud, afirmó que se actuará con estricto apego a la ley por el derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado de la mina Cananea, operada por Grupo México, en los ríos Sonora y Bacanuchi. Sin embargo, pidió «no satanizar» a la minería por lo ocurrido.

La mayoría de las empresas del ramo que operan en el país actúan «respetando las normas ambientales», y tras lo ocurrido vamos a intensificar la supervisión de las minas «con el firme propósito de fortalecer esta industria», aseguró.

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