Darle la voz a niñas y niños es fortalecer las audiencias radiofónicas.

Una charla sobre el juego, el aprendizaje y los medios comunitarios.

Por Ojo de Agua Comunicación, 11 de noviembre de 2106.

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Participantes del taller en Zanatepec, con Marisela


El taller de expresión infantil.

En una sesión de trabajo representativa del taller de expresión infantil, las niñas y los niños tienen como principal tarea jugar, y el resultado de sus juegos será obtener una valiosa cantidad de aprendizajes que les ayuden a entender mejor su vida comunitaria, la importancia de su territorio y del medio ambiente, además de la convivencia armónica y sin violencia que proporciona el respeto entre hombres y mujeres.

Posteriormente, estos aprendizajes se transforman en narraciones, programas de radio o dibujos. Y es que en este taller el juego es algo que se toma muy en serio para combatir la idea que nos han metido en la cabeza de que el aprendizaje tiene que ser un proceso complicado, angustiante… ¡y muy aburrido!

El taller de expresión infantil es un espacio itinerante que se abre cada mes y va recorriendo cinco comunidades mixtecas e istmeñas en las cuales Ojo de Agua Comunicación coordina el Diplomado para la gestión de radios comunitarias, con el que busca fortalecer el trabajo de ocho radios comunitarias de estas regiones.

En el istmo, sus sedes han sido los municipios de Santo Domingo Zanatepec y Matías Romero Avendaño, mientras que en la región de la Costa se ha llevado a cabo en la Villa de Tututepec, en Santa María Jicaltepec -del municipio de Pinotepa Nacional- y en San Pedro Jicayán, además de Santa María Yucuhiti, en la Mixteca Alta.


Dos de sus facilitadoras, Argelia Rodríguez (El Canto del Libro ) y Eva Melina Ruiz (Ojo de Agua Comunicación ) comentan en una apasionada charla sobre el origen del taller, la metodología que emplean, la colaboración entre estas dos organizaciones y sobre la experiencia de impulsar esta propuesta con los niños y las niñas. Durante la charla, se hace evidente que para ellas hablar del trabajo que realizan es tan emocionante como el juego mismo.

Eva comienza haciendo un recuento sobre la manera paulatina en que Ojo de Agua Comunicación ha asumido el trabajo con niños y niñas, señalando que no ha sido parte del proyecto original trabajar con la infancia ni para ella, sino una necesidad cuya importancia ha quedado demostrada con el tiempo y el trabajo en comunidades:

«Comienza como un espacio para que las compañeras comunicadoras pudieran asistir a los talleres que ofrece Ojo de Agua, lo cual frecuentemente se les dificulta por las obligaciones en casa y con los hijos, situación que crea grandes desventajas de género en la formación de mujeres como comunicadoras comunitarias. Entonces, contar con un espacio así en el mismo lugar en que se realiza el taller ha sido a veces un buen incentivo para su asistencia.

«Se inicia entonces como una guardería para niños y niñas, con actividades lúdicas que estaban poco relacionadas con la comunicación o con las temáticas que va manejando el taller o el seminario a los que ha acompañado. En siguientes proyectos comenzamos a adoptar una perspectiva de trabajo basada en la comunicación popular y nos planteamos el propósito de acercar a la niñez a las radios comunitarias, a partir de actividades como el diagnóstico participativo, talleres de marionetas, encuadernación, pintura y la creación de murales colectivos.

«Poco antes habíamos comenzado también a producir una serie de videocartas1 con niños y niñas, de manera un tanto incidental, por lo que fueron los acontecimientos los que nos trajeron a este terreno, aún novedoso para Ojo de Agua.

«En el diagnóstico que se hace para el proyecto de Comunicación transformadora, las niñas y los niños expresaron la necesidad de tener espacios para reunirse, jugar y aprender, por lo que se plantea un trabajo más contínuo con la niñez, con el reto de realizar un taller en cada sesión del diplomado con las radios y es cuando buscamos a las compañeras de El Canto del Libro para que faciliten este espacio.

«Es un espacio que se abre en cada comunidad cada dos meses y en el que los temas que se desarrollan con niños y niñas están relacionados con el diplomado que llevan las y los adultos.”

Argelia, por su parte, nos explica cual es el trabajo de su colectivo y cómo se involucraron en el proyecto con Ojo de Agua Comunicación:

En el taller El Canto del Libro tuvimos la idea de abrir un espacio infantil para trabajar la lectura desde una perspectiva lúdica y placentera. Conforme el taller fue fortaleciéndose definimos líneas de trabajo con los chavitos y las chavitas. Una de esas líneas es el género, que abordamos desde la literatura y desde el juego no sexistas. También decidimos incorporar la línea de la diversidad cultural y, por otro lado, el arte como una forma de expresar aquello que se experimenta con la lectura y los textos. “Así comenzó el taller. Inicialmente lo trabajábamos en un espacio fijo de la ciudad de Oaxaca, en el centro de crianza Hojita de Limón. Ahí hicimos producción radiofónica sobre el maíz y trabajamos las artes plásticas desde la lectura. Este trabajo lo coordinamos entre Aline Castellanos y yo, junto con Hojita de Limón.

Después decidimos moverlo a otros lugares, justamente para responder a la necesidad de mujeres que asisten a eventos, talleres, cursos, seminarios y que, como comenta Eva generalmente limitan su participación porque muchas veces no tienen con quién dejar a sus hijos e hijas. Así decidimos ampliar el proyecto de forma que el taller sea móvil y se pueda ofrecer a organizaciones y colectivos interesados en tener un espacio así durante sus talleres.”

La propuesta no sólo es atractiva sino que vino como anillo al dedo para el proyecto que Ojo de Agua Comunicación comenzaba a implementar en ese momento. Por otra parte, la experiencia de Rodríguez en la docencia infantil y de Castellanos en la defensa de los derechos humanos, además de la de ambas en el trabajo comunitario, son reconocidas. Posteriormente, la incorporación de otras artistas y comunicadoras talentosas a El Canto del Libro como Marisela Horsman, Claudia Borjas, Violeta Chávez y Dalia Morales, definió una propuesta muy estimulante para Ojo de Agua, que comenzó con unas expectativas altas en cuanto a posibilidades de participación infantil.

En un principio -continúa Eva Melina- esperábamos la asistencia de niños y niñas que participaran en las radios, pero nos dimos cuenta de que no hay. No sólo no participan en las radios, sino que tampoco existen en estas radios espacios dirigidos a ellos y ellas. El cupo que podemos manejar es de 15 niños y niñas por taller, que se ha rebasado en algunos casos pero que no se ha cubierto en otros. No se requiere estar ligados a la radio para participar, cualquier niño o niña interesada puede hacerlo.”

Argelia Rodríguez añade: “Como comenta Eva, nos dimos cuenta de que no hay espacios infantiles en las radios. En las dos radios comunitarias que tienen un espacio infantil, de las ocho con las que trabaja el proyecto, es la voz de los adultos la que se expresa a través de los niños y niñas que hacen el programa… ¡y con tanta necesidad de los chavitos de plantear temas que les preocupan! como la violencia que viven de manera familiar y social, o el desarrollo de su sexualidad.»

«¡Hace falta darle la voz a los niños y a las niñas!»


1 La videocarta es un formato de producción y distribución audiovisual que busca promover tanto la producción audiovisual comunitaria como relaciones de comuicación basadas en la corresponsalía entre colectivos y comunidades.

Aprender jugando o aprender a jugar.

El taller infantil es parte de un proceso que ha sostenido Ojo de Agua Comunicación durante más de quince años para intentar fortalecer el trabajo de medios y de comunicadores comunitarios, a partir de una variedad de estrategias que buscan integrar más colaboradores y colaboradoras a las radios, capacitarles técnicamente, formarles en metodologías de investigación y producción audiovisual, reflexionar en colectivo a partir de herramientas teóricas y conceptuales que les permiten conocer y criticar los distintos mundos en que se desenvuelven, además de trabajar en la difusión de las producciones realizadas, la formación de redes de comunicadores, la gestión de recursos para estos proyectos y la incidencia en políticas públicas que no sólo dejen de perseguir y criminalizar estas actividades, sino que las lleguen a considerar como herramientas para el beneficio común.

Este taller es parte del proyecto Comunicación transformadora para la defensa de los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas de México, el cual no obstante la longitud de su nombre, impulsa una serie de actividades encaminadas a fortalecer el panorama de la comunicación comunitaria en Oaxaca.

La sesión inicial comienza con las niñas y los niños reuniéndose en algún espacio abierto, para realizar algunos ejercicios y juegos que sirven para presentarse ante el resto de los y las participantes, para integrarse en el colectivo y para formar equipos de trabajo. La participación de las y los integrantes en la toma de las decisiones del taller comienza desde este momento inicial y continúa con la planeación de las actividades que se realizarán.

Al respecto de este momento comenta Eva: “Cuando se les pregunta qué quieren jugar, durante un momento de la planeación que llamamos juego libre, en el cual pueden decidir qué quieren jugar, lo primero es llevarles a tomar acuerdos. Comenzamos a ver quién trata de imponer y quién no, para desde ahí comenzar a trabajar en los mecanismos para llegar a acuerdos.

“Ya que esto se logra, debemos acordar las reglas del juego. Salen en ese momento los señalamientos sobre dónde se puede jugar, a qué no se puede juegar, los permisos que se necesitan y las prohibiciones que existan.

“Un ejemplo típico que sigue repitiéndose es el del futbol, que en un principio siempre opera con la lógica de “niñas con niñas y niños con niños” sin que surja la idea de hacer equipos mixtos. Para la cuarta sesión en que vamos, ya existe el aprendizaje de que se trate de futbol o de cualquier otra cosa, tienen que hacer equipos mixtos. No se trata ya de niñas contra niños.

“Primero se comparten las historias entre ellos y ellas, a qué juegan, a qué no juegan, qué les dicen y qué les hacen creer, para reflexionar en torno a ello. Durante una sesión en que se exploraban los roles de género para construir una obra de títeres, en Yucuhiti contaron la anécdota de una abuelita que le prohibía a la nieta subirse a jugar al árbol “porque lo iba a secar”. Esta anécdota aparecío en la obra de títeres posteriormente.”

“Hemos realizado producción radiofónica también recurriendo a dinámicas de juego para aprender a preguntar. No se les dice cómo tienen que hacer la entrevista, sino una vez que ya plantearon las preguntas que necesitan hacer, salen a entrevistar. En un proceso en que están jugando han ido aprendiendo a hacer entrevistas.

“Al principio estaban acostumbrados a una dinámica escolar, pensando que la facilitadora es la maestra que les iba a calificar bien o mal y hemos tenido que hacer esfuerzos por romper esa idea. Hemos logrado ir relajando esas formas y, jugando siempre, obtener información o compartir gustos. En esta última sesión que trabajábamos la entrevista, teníamos el ejercicio de ir a hacerla al mercado. Cada quien tenía su entrevista preparada y mientras esperaban que nos trasladaramos al mercado, como ya están familiarizados con la grabadora, tomaron la iniciativa de entrevistarse entre ellas y ellos para practicar. Lo tomaban como parte de un juego pero expresaban su interés y reforzaban sus aprendizajes.

“Ha existido un montón de actividaes y juegos en los que se expresan y nombran las cosas como son. Con otro juego, tenían que armar el cuerpo humano colocándole ciertos huesos u órganos. Primero hay que nombrarlos y saber dónde van, después un compañero lo tiene que colocar según las indicaciones o pistas de los demás. Entonces, jugando y entre risa y risa empiezan a nombrar las cosas. También a salir cosas que no gustan, para que al final logren dar el gran paso de nombrar cada parte de su cuerpo.

Argelia ha permanecido escuchando atenta la narración de Melina Ruíz y se nota impaciente por retomar el hilo:

“En esta descripción tan buena que hace Eva, nos ayudamos bastante con la forma de ir cerrando cada momento de juego, de arte y de trabajo con la radio. Trabajamos algunas preguntas y reflexiones para ir amarrando los temas, algo así como: ya hicimos este juego, ya fuimos al rio, ya nos dividimos en equipos o nos juntamos, fuimos a sacar a los adultos a que jueguen a las coleadas y al final vamos metiendo nuestra cucharita para llevarles hacia reflexiones desde el juego, por ejemplo que las diferencias que aprendemos sobre ser niños y niñas es algo que nos enseñan y es algo que podemos cambiar, si no nos parece que es correcto.

“Puede ser que como niña tenga la limitación a los 10 o 12 años de subirme a un árbol porque me dijeron que no debía hacerlo, pero puedo llegar a hacerlo y puedo ejercitar mi cuerpo igual que un chavito. En el caso de los niños se han hecho sesiones en que cocinamos una receta en colectivo. Un poco también para ofrecer oportunidades de que tengan que resolver conflictos desde asignar qué hace cada uno y deban resolver situaciones como prestarse materiales o compartir un solo cuchillo.

“Esas cosas que a nivel de escuelas a los maestros les da el infarto porque les ponen a trabajar en colectivo y es un desastre porque no se respetan tiempos al hablar o porque no hay una dinámica propicia. Esto se debe a todo lo que los chavitos traen de la casa pero también a lo que en la escuela no se hace, que es enseñarles a trabajar en colectivo.

“En estas oportunidades, tienen que partir y pelar con un solo cuchillo, o tienen que coser un títere. Las actividades que proponemos no hacen una diferencia de género sino que integran, para después detonar en reflexiones que hay situaciones impuestas que podemos mejorar, que podemos investigar, leer, jugar y hablar para empezar a decirle a los adultos, con su propia voz, comenzando con los de la radio y los de sus familias, que algo debe cambiar. Eso nos da mucha esperanza.”

En este punto se les cuestiona sobre la forma en que abordan ciertos temas con niños y niñas, como el género o la sexualidad, asunto que puede ser delicado debido a que los prejuicios o creencias de los padres pueden ser contrarios a que se traten estos asuntos con sus hijos. Asunto que queda claro con las retrógradas manifestaciones organizadas por el Frente Nacional por la Familia recientemente y que entre otras cosas intentaban, justamente, detener que se reproduzca en las escuelas lo que ellos llaman “la ideología de género” y la enseñanza sobre la sexualidad.

Argelia se apresura a responder:

“Los grupos que hemos integrado van en un rango de los 5 a los 12 años de edad y se hacen actividades diferenciadas, considerando las edades. En este caso sí planeamos muy a conciencia cada una de las actividades y hasta dónde, como Canto del Libro y como Ojo de Agua nos da para poder entrarle con profundidad a cada tema.

“En este tema en específico que derivó de la sesión pasada, en que se abordaba el cuerpo como primer territorio, decidimos trabajar actividades que pusieran en la mesa el tema para conocerlo y nombrarlo. Nombrar las partes del cuerpo de niños y niñas como un primer nivel de empoderamiento, por decirlo así que les lleva a reflexionar sobre a qué decir no y a qué decir sí, desde la perspectiva de sus derechos.

“Esa actividad detonó la conclusión de que necesitan conocer sobre su sexualidad. Lo que brotó fue la necesidad que tienen de esa información y lo plantearon. Eso se comunica al grupo de adultos que participan en el diplomado y donde intentaremos abordarlo desde uno de los módulos que tenemos programado, que va a abordar el tema de la niñez en la radio. La riqueza de la experiencia es que, como los talleres estamos coordinados, los temas se van integrando de tal manera que en ambos espacios se cubra esa necesidad de la infancia de expresarse a través de la radio.

“Esa es la dinámica que hemos seguido. También nos allegamos de especialistas, como en esa sesión, en la que nos acompañó una sicóloga, que es quien va a ir detectando de qué manera entrarle a los temas, considerando los contextos comunitarios y hasta dónde ambas organizaciones abonemos a que los lazos comunitarios se fortalezcan. Es una experiencia de aprendizaje también para nosotras.

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Conocer y nombrar el cuerpo

Eva recuerda en este punto una experiencia que no estaba planeada de la manera en que sucedió durante la sesión más reciente del taller, a la que llegaron el primer día puras niñas:.

“La dinámica se vuelve distinta y empiezan a tener más confianza para expresarse. Comenzamos a hablar de las emociones y hablando de la emoción de la vergüenza sacaron el tema de la menstruación, sin que ninguna de nosotras hubiera pensado en que iban sacar ese asunto, porque con una emoción como la vergüenza pensábamos que tendríamos ejemplos de cuando alguien te hace quedar mal o algo así. Pero no, lo primero que salió fue hablar de la menstruación, que es algo que no les dicen y de lo que no deben hablar… ¡y es justo lo que comenzaron a hacer: hablar y hablar de ello!

“Les da vergüenza cuando están los niños pero comienzan a reconocer que son situaciones de crianza que te hacen sentir a lo largo de los años emociones como culpa y vergüenza que llevan a desgastarte. Pudimos reconocer que entre ellas que hay confianza y se puede hablar de esos temas. Al mismo tiempo, esto nos va dando elementos para la planeación en otros momentos.

Para Eva, el hallazgo principal en la colaboración con El Canto del Libro es claro: “Aún cuando se tenía dentro de los objetivos del proyecto el fortalecer los derechos de la niñez en los medios de comunicación, creo que en Ojo de Agua no estábamos conscientes de todo lo que ello implicaba y tampoco estábamos preparados para hacer un trabajo tan constante, que requiere mucha continuidad para poder poner ciertos temas sobre la mesa sin que esto termine generando fracturas y más conflictos.

“El juego ha sido una herramienta que habíamos empezado a trabajar pero que no nos habíamos apropiado. No es algo que apliquemos del todo en nuestros talleres y que yo veo que en El Canto del Libro es la principal herramienta y es la forma en que se recaba más información, no es lo mismo que entrevistes o preguntes. En una sesión como las que acostumbramos tradicionalmente no es fácil que se den las reflexiones que hemos comentado.

“Las aportaciones y críticas que niños y niñas hacen a las radios surgen a partir del juego, de cómo les toman o no les toman en cuenta o cómo también un juego puede detonar el que niños y niñas compartan su forma de vida, cómo les tratan en casa, su experiencia, aquello que necesitan. Yo veo que aportan más en el juego que en cualquier otra de las dinámicas que se plantean.”

Comunidad, medios e infancia, una apuesta para el futuro.

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La charla finaliza con la reflexión de que el trabajo de integrar estas experiencias y conocimientos que niñas y niños van obteniendo, en sus contextos familiares y comunitarios, es una tarea que ni a la escuela ni a las precarias instituciones municipales o comunitarias les interesa realizar, porque no entienden de su importancia. Especialmente en un panorama de violencia y desintegración social como el que actualmente sufrimos en el país. Entonces, se les cuestiona si a los medios comunitarios les correspondería asumir esta compleja tarea.

Rodríguez considera, por el aprendizaje que han tenido de esta experiencia, que a los medios sí les corresponde abrir los espacios para que las voces infantiles se escuchen:

“Claro que contando con las herramientas, espacios, preparación y recursos necesarios. Los colectivos de las radios comunitarias tendrían que empezar a abrir los espacios e identificar, dentro de sus actores aliados, quienes pueden ayudar a que las y los chavitos tengan la capacidad para expresarse en esos espacios.

“No debemos imponerles desde una estructura autoritaria lo tienen que hacer, porque se siguen reproduciendo prácticas institucionales que, como sucede en la escuela o en la familia, también ocurren al interior de las radios.

“Creo que de entrada tendrían que plantearse esa reflexión y después comenzar a identificar quién puede mediar estos espacios para que niñas y niños tomen el micrófono, o que salgan a la comunidad y den voz a la niñez y que eso se escuche. Creo que de entrada eso sería una gran responsabilidad y reto para las radios comunitarias.

«Si la radio señala la necesidad de que la ciudadanía cuente con una escuela distinta que aborde estos temas, me parece que le toca a la radio abir ese canal. Es todo un reto pero creo que la radio comunitaria tendría un gran papel si lo lograra. Es urgente retejer el lazo que debe existir entre la ciudadanía y la escuela, porque a nivel nacional el diálogo está roto.”

Ruíz es de la misma opinión:

“Cuando llamamos comunitarios a nuestros medios, es necesario cuestionarse cuál es esa comunidad a la que pensamos responder y decidir si queremos ver dentro de esa comunidad a la niñez. No sólo es el hecho de fomentar la expresión de la niñez dentro de la radio sino que, aún si no queremos o no podemos crear esos espacios para la infancia en las radios, como adultos debemos cuestionarnos de cualquier manera sobre cómo ejercemos el poder y cómo lo ejercen sobre nosotras y nosotros.

“Yo empezaría desde ahí, porque no sólo vale para los niños y las niñas, sino en la medida en que reflexionemos sobre el ejercicio del poder y las relaciones de género, podremos transformar desde la infancia las formas de relacionarnos”.

“He aprendido que, no necesariamente por invertirle energía a la creación de esos espacios, implica que esas niñas y esos niños van a ser comunicadores. A estas alturas empieza a verse quiénes tienen el interés de adentrarse en la producción radiofónica y quienes sólo buscan un espacio donde puedan expresarse de distintas formas.

“Eso es muy rico porque de cualquier forma estás fortaleciendo a tu audiencia. Tal vez más que comunicadores lo que estamos creando es a nuestras audiencias. Las empoderas para que puedan decidir qué quieren y qué no quieren de todo este avasallamiento a que nos someten los medios de comunicación.”

El taller de expresión infantil es una actividad del proyecto Comunicación transformadora para la defensa de los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas, y continuará sus sesiones hasta septiembre de 2017.