Con Osorio Chong, el gobierno mexicano nuevamente va del odio a la amenaza.
Ojo de Agua Comunicación. Oaxaca de Juárez a 2 de julio, 2016. Las amenazas recientes que el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio lanzó en contra de profesores de la CNTE, de organizaciones sociales, de padres de familia y de la gente que apoya a sostener los bloqueos en los estados de Oaxaca y Chiapas, llegan como el clímax de una campaña de encono y desinformación que comenzó semanas previas a los hechos trágicos del 19 de junio en Nochixtlán y que, precisamente, tiene a estos sucesos como uno de sus primeros “logros”.
Esta campaña de corte goebbeliano, repite mil veces al día desde una multitud de flancos mediáticos orquestados, una serie de consignas falsas, exageraciones, tergiversaciones, insultos, injurias y de verdades a medias, que llevan el propósito claro de confundir, de crear y de propagar sentimientos de odio en contra del magisterio con todo y sus demandas, reduciendo la perspectiva del conflicto a los métodos extremos y controvertidos adoptados por la CNTE al recurrir a los bloqueos para lograr atraer la atención de un gobierno que durante años se ha negado a escuchar otras razones.
Entre los analistas que se han ocupado de estos fenómenos mediáticos, identificándolos como estrategias impulsadas por el gobierno de Peña Nieto, Jesús Robles Maloof en su artículo “Genealogía del odio” señala que:
“Los asesinatos de nueve personas en Nochixtlán, Oaxaca, el pasado 19 de junio, en una protesta reprimida con armas de fuego por las corporaciones policiacas, tienen su origen no solo en la reforma educativa de Enrique Peña Nieto o en la oposición de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), se pueden explicar también como el contexto creado por la desinformación y propaganda de odio hacia esa organización dentro de la estrategia del actual régimen para criminalizar a los movimientos sociales.
«Diseñada desde el Gobierno federal e implementada por los medios de comunicación oficialistas, en estos años hemos visto en ejecución las viejas estrategias de guerra sucia con algunas tácticas de nuevo cuño, todas alimentadas en el odio, el racismo y los prejuicios hacia quien protesta en defensa de sus derechos.”
En este mismo sentido, Pedro Miguel en su columna Navegaciones, de La Jornada, publica un artículo que titula “Odiar al oprimido”, donde reflexiona que, ante la imposibilidad de un régimen opresor como el actual de “hacerse querer” por aquellos a quienes oprime, lo que le queda, recordando palabras de Malcolm X, es “hacer odioso al oprimido a los ojos de la sociedad”. Comenta:
“Al magisterio democrático se le ha querido presentar como un hatajo de holgazanes, corruptos, ineptos, vándalos, violentos, buenos para nada más que para crear congestionamientos de tránsito, culpables de la quiebra de miles de negocios, defensores de privilegios y prebendas, sediciosos a sueldo, rapadores de disidentes y, a últimas fechas, operadores con recursos de procedencia ilícita. Qué no se ha dicho al aire en horario triple A, escrito en diarios de circulación nacional y difundido en blogs y tuits comprados al millar sobre los mentores de la CNTE y la Sección 22.”
Ejemplos en la prensa y en los medios electrónicos no le faltan a las declaraciones anteriores. Un caso ilustrativo es el de Alejo Sánchez Cano y su columna para El Financiero titulada: “Intervendrá la fuerza pública en Oaxaca y Chiapas”, basada en filtraciones del gobierno según declara en el propio artículo. En su artículo, Sánchez Cano además de reproducir las declaraciones de su informante, hace suya la ideología que las anima, al punto de que sus opiniones y las del empleado de gobernación se mezclan de manera indistinta en un mismo discurso. Este artículo es particularmente interesante no por la información supuestamente confidencial que maneja o por alguna profundidad en su análisis, sino porque en él se reproducen muchos de los tópicos manejados en numerosísimos medios durante esta campaña de odio, alarma y desinformación, resumiéndolos en una sola contribución que no tiene desperdicio (Las negritas son nuestras):
- La inminenecia de la represión contra el “desabasto”:
“Es cuestión de horas para que la fuerza pública federal y estatal intervenga en Oaxaca y Chiapas para liberar las carreteras que tienen tomadas los profesores de la CNTE y organizaciones locales afines, que han provocado el desabasto de insumos y combustibles en esas dos entidades.”
- La justificación social:
“El reclamo generalizado de los oaxaqueños y chiapanecos por regresar a la normalidad ha subido de tono al grado de que tuvo que intervenir la propia Secretaría de Gobernación, al recibir a los líderes de los comerciantes de la capital oaxaqueña, quienes exigieron que intervenga el gobierno de la República para recobrar las plazas públicas y carreteras que están bajo el control de los rijosos…”
- La “negativa” de la CNTE al diálogo:
“Las tácticas dilatorias que han emprendido los negociadores de la CNTE en Gobernación, sólo han servido para recrudecer el problema de desabasto y, no obstante la buena voluntad que existe en el gobierno federal.”
- La “irracionalidad de las demandas”:
“lo cierto es que poca cosa se pueda hacer ante el pliego de peticiones que contiene demandas absurdas como la liberación de los dirigentes de la Sección 22 que están recluidos, entre ellos sus dos principales cabecillas, Rubén Núñez Ginez y Francisco Villalobos, o la marcha atrás de la reforma educativa.”
- La “confesión” (anónima) de parte…:
“Ya lo había dicho un líder de los profesores al principio del sexenio: es imposible negociar con grupos antisistémicos. Es un error pretender aquietarlos en las mesas de negociación cuando lo que pretenden es la ingobernabilidad y atentar, incluso, contra la paz social.”
- El sempiterno e infaltable “peligro para México”:
“Así, alineados, la CNTE, Morena y otras agrupaciones que postulan derrocar al gobierno…”
- La “ruina” económica:
“Cabe destacar que las afectaciones en Oaxaca por las protestas de la CNTE son para la iniciativa privada del orden de mil 700 millones de pesos, de acuerdo al Consejo Coordinador Empresarial.”
El análisis de Robles Maloof caracteriza el discurso de odio promovido contra el magisterio en los medios por cuatro estrategias. Las cuatro están presentes en el artículo de marras: “Hacer pasar por inaceptable, lo que en realidad es el ejercicio de derechos protegidos por la Constitución; caracterizar como criminales a las y los maestros y por lo tanto enemigos de la sociedad; echar andar un supuesto apoyo social del gobierno contra la CNTE por empresarios y sociedad; intentar, en el discurso, colocar la violencia del lado del movimiento magisterial.”
El artículo citado es uno de tantos a los que se les puede aplicar el mismo análisis con resultados muy similares. Otro caso interesante puede ser el artículo de Salvador García Soto, publicado en El Universal bajo el título de «Y la CNTE ¿Cuándo va a ceder?», especialmente profuso en mentiras descaradas. Muy penosas, aunque interesantes de estudiar resultan las abundantes muestras de odio que azuza este espacio entre sus seguidores y que se publican como opiniones al margen del artículo, las cuales no reproduciremos en este espacio -dejamos el enlace para consultas-, pero que nos dan un mapa de los mensajes y el ambiente de linchamiento que la campaña intenta difundir.
Quizá Osorio Chong calcula que una campaña mediática tan masiva, sostenida y virulenta ha surtido los efectos previstos, por lo cual es momento de dejar a un lado la simulación del diálogo y las “tácticas dilatorias” (ASC dixit) para recurrir a la violencia directa -o al menos a la amenaza de usarla- con el consentimiento de la población. Lo cierto es que a menos de 15 días de una criminal incursión policiaca en contra de maestros y población civil desarmada, cuyas sangrientas dimensiones nuevamente le muestran al mundo el tamaño de nuestra catástrofe, el secretario de gobernación ha dejado entrever la posibilidad por parte del gobierno de Peña Nieto de que aquello que hoy lamentamos como tragedia sea apenas el inicio de una nueva etapa oscura en nuestra historia de guerras sucias.
Resulta asombroso que ante los terribles resultados de la política del garrote y el monólogo seguida por el aun secretario Nuño en cuanto a vidas humanas arrebatadas, personas heridas, bienes destruidos, instituciones nacionales irremediablemente dañadas, imagen internacional vapuleada, crispación social interna, cuantiosísimas pérdidas económicas y días y días de clases perdidas, venga ahora el secretario Osorio Chong en su relevo a traer las mismas amenazas.
Siendo la política de la casa la misma que ya se ha probado desde Atenco hasta Nochixtlán, cabe preguntarse con qué tipo de embate estará pensando el secretario de gobernación hacer efectivo el retiro de bloqueos que, a estas alturas, los manifestantes no sólo no parecen querer levantar sino que por el contrario, se han aprestado a reforzar. Después del ridículo al que las falsas declaraciones de la Comisión Nacional de Seguridad y del comisionado de la policía federal Enrique Galindo, posteriores al ataque policial del 19 de junio los dejaron expuestos, no pueden volver a argumentar que sus acciones son transparentes y apegadas a derecho, ni que intervienen sin siquiera llevar toletes.
La campaña de odio afecta mucho a quienes suelen anteponer sus intereses individuales a los del colectivo, como suelen ser taxistas, comerciantes y empresarios que ven afectados sus ingresos económicos y manifiestan su exigencia por el uso de la fuerza. Sin embargo, son los miembros de las llamadas “fuerzas del orden” adeptos insospechados y terribles de ella, al hacérseles creer a estos ejércitos de hombres armados, supuestamente entrenados para hacer frente a narcotraficantes y secuestradores, que los miles de personas que hoy se les enfrentan en bloqueos, barricadas y medios alternativos son el enemigo de la sociedad, esos criminales que hay que aniquilar y la causa directa del maltrato cotidiano que reciben en estas tierras oaxaqueñas. Por lo tanto, “abatirlo”, como les gusta decir en las conferencias de prensa, no sólo no lo consideran como un acto de barbarie sino como un merecido castigo para esos (despersonalizados previamente) alborotadores de la paz social.
Las multitudinarias manifestaciones de apoyo al magisterio y de condena a las acciones gubernamentales se multiplican por todo el país, aún en lugares donde resultan sorprendentes como la ciudad de Monterrey. Reciben apoyo de sectores sociales que van desde las autoridades municipales de decenas -quizás cientos- de municipios oaxaqueños, organizaciones y movimientos sociales, sindicatos, sectores de la iglesia católica, universidades públicas, intelectuales y artistas, profesores, alumnos y padres de familia de México y de inumerables lugares del mundo.
Es por ello que las recientes palabras de Osorio Chong nos parecen verdaderamente asombrosas, lamentables e intolerables. Uno por uno, los funcionarios del actual gobierno demuestran incapacidad política e ineptitud para establecer y mantener un diálogo necesario con los legítimos opositores a sus reformas. Diálogo que consideran más como una dádiva y estrategia del poder que como una obligación que viene con el cargo que ocupan. Lo suyo ha sido un sistemático ejercicio de la represión para someter a movimientos y actores sociales que sufren las consecuencias negativas de las distintas reformas pactadas por los partidos, sin un mínimo respaldo social.
Esta capacidad de utilizar a las instituciones del estado para reprimir a la población les debe ser retirada, antes de que causen nuevas tragedias al pueblo de Oaxaca y al país, como parece ser el camino que han elegido.
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