Deconstruyendo los roles de género: Masculinidades no hegemónicas
Los roles de género definen y dibujan nuestra personalidad, ya que dictan cómo debemos ser, cómo debemos comportarnos e incluso cuáles deben ser nuestros gustos de acuerdo a nuestra genitalidad. El feminismo lleva décadas luchando contra la concepción de las mujeres como personas sumisas, dependientes, emocionalmente muy delicadas, etc. Es decir, todo lo contrario al rol masculino, del cual se espera que cargue con el peso de quien lleva las riendas de la sociedad, dominando y liderando cualquier situación que se le presente de forma impasible.
El patriarcado no solo presiona a las mujeres para que se muestren de cierta manera, sino también a los hombres. Para «ser un buen hombre» hay que ser exitoso en el trabajo, tener una esposa y muchos hijos, tiene que ser el que provee económicamente a la familia y, por supuesto, debe bloquear todas aquellas emociones que puedan ser leídas como muestras de debilidad o vulnerabilidad. La lucha antipatriarcal implica también romper con la idea de lo que es «ser hombre», pues por ello pasa el conseguir una verdadera igualdad y una sociedad en la que ninguna persona sea juzgada por mostrarse tal y como es.
Es de este entendimiento, desde donde nace la concepción de «las nuevas masculinidades», como una forma de romper con la idea tóxica de la masculinidad tradicional para construir nuevas formas, mas sanas e igualitarias, de ser y relacionarse como hombre. Sin embargo, es importante destacar que hay muchas visiones que hablan de que resulta muchos más acertado nombrarlas como «masculinidades no violentas», «disidentes» o «no hegemónicas» pues ni son necesariamente nuevas, ni el adjetivo nuevo implica igualitario.
Todo esto ha sido el eje entorno al cual han girado las sesiones del proceso de formación de hombres referentes de género que ha venido desarrollando Ojo de Agua a lo largo de los últimos casi dos años. En los diferentes módulos los participantes han reflexionado a través de diversos módulos en los que se han abordado temas como el amor romántico, la paternidad, la sexualidad etc. El grupo ha estado trabajando la reflexión sobre qué es ser un masculino consciente de sus privilegios, pero también de sus limitaciones y faltas.
Aliados contra las violencias machistas
Acabar con la perpetuación de ideas tan arraigadas como que los hombres no lloran, no cuidan o que tienen que ser siempre fuertes y valientes es imprescindible para acabar con las violencias machistas. Pues entender el ser hombre, desde una mirada mas sana e igualitaria implica aprender a relacionarse tanto con los demás, como con uno mismo de una forma más respetuosa y no violenta.
Mario Bacelis Centeno, socioterapeuta especializado en perspectiva de género, habla de la importancia de que los hombres sean “parte del cambio» .»Es urgente que hagamos la parte que nos toca, de manera contundente», asegura. Lo que implica, ser conscientes de lo que la sociedad patriarcal espera de los hombres, para poder deconstruirlo y ejercer la parte activa que les corresponde en la lucha por la igualdad y la erradicación de la violencia contra las mujeres.
Corresponsabilidad en los cuidados y en el ámbito familiar
Resulta interesante también abordar el cambio que las masculinidades no hegemónicas arrojan a la cuestión de los cuidados. Según los valores masculinos tradicionales, cuidar está estrechamente vinculado al mandar. Durante siglos se ha entendido que el hombre es el «jefe de la familia», siendo el que toma las decisiones y tiene la última palabra.
Las masculinidades disidentes también apuestan por deshacerse de esa idea de cuidar desde la dominación a los que son cuidados. Una concepción que en muchos casos ha significado la justificación de la violencia dentro del ámbito familiar, sea hacia las infancias, sobre las que el ejercer «mano dura» se entiende como una forma de educar; o hacia las mujeres, para reafirmar con ello la superioridad de su rol de cabeza de familia.
Recientemente se ha comenzado a extender el uso del término de «masculinidades cuidadoras». Un concepto que se basa en la idea de que los cuidados son un derecho humano y que, por lo tanto, es labor de todas las personas ejercerlos y defenderlos. Universalizar los cuidados implica que la igualdad de género solo será real cuando hombres y mujeres dediquen el mismo tiempo y hagan las mismas renuncias laborales, personales o de cualquier otro tipo, para hacerse cargo de ellos.
Por lo tanto, el objetivo es caminar hacia unos cuidados corresponsables en los que las mujeres dejen de cargar con el peso de la crianza, las tareas del hogar y también del cuidado a los mayores y las personas dependientes de la familia.
Esta actividad cuenta con el financiamiento de la AVCD y del Gobierno Vasco, además de la colaboración de KCD ONGD
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