Un festival de cine en espiral
El Festival de Cine Puy ta Cuxlejaltic al que fueron convocadas decenas de cineastas, artistas y colectivos audiovisuales, ha cautivado, provocado las risas y puesto al borde del espanto a miles de bases zapatistas que llenan las funciones de los tres cines habilitados para la ocasión: el Auditorio Comandanta Ramona, el infantil 3D (porque tiene 3 pantallas en su interior) y el Pie Cinema, al aire libre y bajo la luz de cientos de virtuales luciérnagas multicolores que decoran la vegetación circundante. Brillan también las miradas de cientos de pequeños y pequeñas asistentes que descubren por primera vez la fuerza de ese ritual colectivo.
Unas 80 películas fueron proyectadas a lo largo de los diez días de programación, desde la inauguración con las producciones de los jóvenes y adolescentes Tercios Compas, hasta el esperado estreno mundial de Roma, la película más personal y reciente de Alfonso Cuarón.
Del lado caxlán se escucha incertidumbre a la llegada sobre la programación de las actividades. Un enjambre de voluntarias y voluntarios de las organizaciones de apoyo se multiplican para atender al registro, el hospedaje, las proyecciones, la comida de cada asistente. Comentarios de admiración por el orden que las bases zapatistas mantienen en todo, por el recibimiento alegre y generoso, por lo bien dispuesto de los dormitorios. Del lado de los pasamontañas y paliacates, la mirada sorprendida de miles de espectadores tzotziles, tseltales, tojolabales que descubren por primera vez la experiencia de asistir a un festival de cine… y no a cualquier festival sino al propio.
Aderezado de eventos artísticos, talleres y tocadas, video mapping, clown, danza, narrativa y fotografía, con la presencia de algunos de esos actores cuyos papeles han causado sensación y polémica entre las filas zapatistas, brillan también las sonrisas de las actrices, productoras, directores/as, documentalistas y gente que trabaja para las grandes pantallas, pero que en esta ocasión se mezcla entre una multitud variopinta que por momentos desborda la avenida principal del Caracol, pletórica de comedores, talleres, tiendas de artesanías, productos para la salud, colectivos de mujeres, oficinas.
El Caracol de Oventik lleva el nombre de Resistencia y Rebeldía por la Humanidad, además de también llamarse Corazón Céntrico de los Zapatistas delante del Mundo. Tal como los otros cuatro Caracoles existentes en territorio zapatista, ha sido creado por el EZLN al reorganizarse en 2003 en los sitios antiguamente llamados Aguascalientes y cumple con múltiples funciones.
Los Caracoles son espacios de resistencia de los municipios autónomos, sedes de las Juntas de Buen Gobierno, lugares de reunión para las bases, de encuentro para quienes acuden desde lugares remotos a conocer de cerca y colaborar con este movimiento que, desde hace casi 24 años, ha transitado por múltiples encuentros -y también desencuentros- con una sociedad globalizada, para la cual ha resultado ejemplo, guía y fuente constante de inspiración.
Desde su refundación, los caracoles representan un tránsito a la espiral hacia dentro. El esfuerzo por construir las bases de su autonomía a partir de la creación de municipios autónomos y las Juntas de Buen Gobierno, el control sobre las formas de colaboración de la llamada sociedad civil hacia sus bases y no a los intereses de sus colaboradores externos.
Más allá de toda la parafernalia asociada al mundo del cine, se tenía programado un asombroso encuentro en un nivel cercano a lo antitético. En el centro del inmenso despliegue de recursos humanos, económicos y creativos, estaba puesta la expectativa en la reunión que habría de efectuarse entre ese mundo del cine -que no llegó con las manos vacías sino con la mejor tecnología para las proyecciones- frente a la posición antisistémica de los colectivos invitados, y por el otro lado, casi una centena de muy jóvenes documentalistas y radialistas, provenientes de municipios autónomos en resistencia, de los 5 Caracoles y agrupados en el proyecto de comunicación bautizado como Tercios Compas, para distinguirse de los Medios Comerciales.
En sus palabras iniciales del encuentro de medios, el Subcomandante Moisés puso el énfasis en la importancia que están dando actualmente a los procesos educativos desde los conocimientos de la propia comunidad y al interés que tienen en que los medios de comunicación que están formando con esos jóvenes, los Tercios Compas, se ponga al servicio de tal prioridad.
Esas palabras fueron el preámbulo para las decenas de preguntas con las que los Tercios masacraron a sus invitadas e invitados, quienes en su azoro improvisaban formas de organizarse para que el ejercicio fructificara: ¿Los formatos 5.1 y 7.1 se realizan en la producción o en la postproducción? ¿Cuál es la mejor forma de realizar un documental? ¿Cuánta gente se necesita para hacer un documental? ¿Por qué hay películas que se hacen para los cines a diferencia de los documentales? ¿Cómo se investiga para hacer un documental? ¿Qué papel usan para las portadas de sus videos? Parte de las numerosas preguntas que dieron pie a dos mañanas casi completas de respuestas, que intentaban ser claras y puntuales, por parte de las productoras de cine, los directores, documentalistas, sonidistas, guionistas y fotógrafos de las mismas películas que se veían en las pantallas del festival.
La atención que esas decenas de jóvenes zapatistas prestaban a las respuestas, a los comentarios y a las propuestas que se les hacía, se expresaba frecuentemente en las notas que tomaban, en las señales de asentimiento con que acompañaban las respuestas y en nuevas preguntas, dando por su parte muy pocas respuestas a las también numerosas preguntas que sus invitadxs, antes de que iniciara la sesión habían reunido en una libreta. Se tuvieron que contentar con la promesa de que sus preguntas serían respondidas posteriormente. El encuentro terminó siendo un ejercicio de comprensión en ambos sentidos y por parte del grupo de invitadas e invitados, un interesante ejercicio de colaboración entre decenas de cineastas con experiencias y talentos muy diversos.
Y así como en los grandes festivales se otorgan galardones a los mejores en cada categoría, en el Festival de Cine Puy ta Cuxlejaltic se entregaron Respetos y Reconocimientos, simbolizados en un paquete de bonitos recuerdos entregados a sus invitados especiales, a todos, todas y todes las asistentes, de manos de la muy afamada plana mayor infantil que protagoniza los escritos del Sup Galeano. La presencia infantil es masiva e imprime un carácter particular a todas las actividades.
Durante una de sus intervenciones en el evento, el sucesor del finado Subcomandante Insurgente Marcos, reflexionaba que la recepción del cine en las comunidades tseltales y tzotziles pone el acento en los dilemas morales que les plantean los personajes representados, sin realmente llegar a conocer a los actores tan destacados que los encarnan. De tal forma que estrellas tan populares como Gael García y Joaquín Cosío -ambos habrían de estar presentes durante el festival- no son reconocidos en territorio zapatista ni por sus nombres ni por su fama, sino por los personajes tan polémicos como el violador Padre Amaro y el Cochiloco, primer malo-bueno que rompe con los dualismos a los que este público se había acostumbrado, con las películas de artes marciales que tanto ven, de acuerdo con una parte de la historia oficial del cine zapatista que el Sup relató una de esas noches y que, en algunos olvidos, confirma su carácter de versión oficial.
Lo que no se olvida y particularmente en un día dedicado a recordarlos, es a los propios muertos. Un gran altar colocado al fondo durante el día inaugural, es el centro de una ceremonia masiva con la que las bases zapatistas rinden homenaje a quienes han abonado con sus propias vidas los sueños que hoy fructifican en la organización autonómica que construyen para el bien común. Una nutrida asamblea de combatientes ausentes nos observa entre velas y flores anaranjadas, desde fotografías desgastadas por el tiempo.
La semilla plantada por Juan Villoro en abril pasado, durante el Conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?”, que se llevó a cabo en el CIDECI-Unitierra de San Cristóbal de las Casas, había dado frutos en un festival de cine y un encuentro entre comunicadorxs, de consecuencias insospechadas.