SESIÓN 1

Modernidad, modernización, Capitalismo, Colonialismo

Modernidad, modernización, capitalismo, colonialismo.

Lección previa

Exposición inicial de los conceptos

Lección 1 – Modernidad, Modernización, Colonialismo y Capitalismo

Es importante profundizar en la comprensión de aquello contra lo cual están luchando y resistiendo los pueblos, los movimientos sociales, las organizaciones y los movimientos populares y sobre lo cual nosotros tenemos una participación o una importante interacción con estos procesos.

Es evidente que, sobre todo a partir de la pandemia, el control capitalista pretende imponerse sobre el mundo y en buena medida lo ha logrado. Sin embargo, eso no debe llevarnos a renunciar a la posibilidad de transformar esta situación. También vamos a revisar la emergencia de algunos discursos y experiencias que no son ya tan recientes al datar de hace varias décadas, pero que siguen siendo vigentes para muchos pueblos, para muchas comunidades y que dan forma a conceptos como resistencia, liberación o construcción de contrahegemonía

Vamos a tratar de ver las diferentes formas que adquieren en el mundo actual, pero particularmente desde la realidad latinoamericana, el poder y la consolidación de una forma de vida que pretende ser hegemónica. Pero también vamos a identificar qué discursos y qué prácticas pudieran ser emancipatorias, de liberación y de resistencia, desde los ámbitos nacional, popular y comunitario.

Lo comunitario y lo estatal

Si bien es cierto que nosotros nos movemos prioritariamente en el ámbito comunitario, en donde se tejen relaciones cara a cara, con quiénes en la organización o en la asamblea nos organizamos para luchar, lo cierto es que también hay otra escala, que no es más ni menos importante sino que es otra escala, que se convierte también en determinados momentos específicos en una arena de lucha, en una arena de confrontación y qué es precisamente el ámbito de lo nacional-popular o de lo estatal.

Es decir, muchas veces cuando privilegiados el ámbito de lo comunitario, se nos olvida que a veces incluso las propias comunidades, aun cuando están en este intento por rescatar lo comunitario, también recurren en determinados momentos y circunstancias a luchar en el ámbito de la esfera estatal; como por ejemplo, cuando una comunidad no solamente se organiza y se moviliza al interior de ella misma, sino incluso, cuando va a una instancia estatal a poner una denuncia, o emprende una lucha legal por combatir a una minera en el ámbito de lo estatal, apelando a las leyes del estado; pues lo estatal se convierte también en una esfera de lucha, en una arena de confrontación. De tal suerte que, pensar a lo estatal sin lo comunitario y a lo comunitario sin lo estatal, según mi punto de vista puede llevarnos a una perspectiva unidimensional, en donde solamente miremos una cara de la moneda.

Para muestra, lo que hoy día está pasando en Honduras, lo que está pasando en Colombia, o lo que acaba de pasar en Chile con la elección. En dónde sí efectivamente las comunidades se organizan y luchan desde ese horizonte comunitario, pero también son capaces de articularse en el ámbito de lo nacional para, también desde ahí, confrontarse con el estado mismo con el capital. En ese sentido es que hemos pensado está estás discusiones, estás reflexiones y bueno vamos a trabajar con algunos conceptos, con algunas categorías que, sin meternos en un análisis académico denso de erudición, teórica, sí por lo menos vamos a tratar de ver algunos de los rasgos principales que tienen que ver con la forma en la que éstos se materializan en la vida social, en la vida comunitaria, en los países desde donde estamos nosotros.

Modernidad – modernización

Uno de ellos tiene que ver con un concepto dual es el de Modernidad-Modernización. Es decir, qué es la modernidad, qué es la modernización y por qué es importante entender qué es esto de la modernidad y de la modernización. El otro por supuesto tiene que ver, para esta primera sesión del módulo, con adentrarnos un poco en lo qué es el capitalismo y de qué hablamos cuando hablamos de capitalismo. Porque muchas veces nos quedamos en una perspectiva que nos permite lo suficiente como para poder saber que el capitalismo es algo que no queremos y que es algo que destruye la naturaleza, porque destruye los recursos naturales, porque destruye el tejido comunitario. Pero a veces, es necesario ir un poco más allá de esta perspectiva y de saber qué es algo que no queremos, porque si en algún momento nos planteamos la posibilidad de arribar a una sociedad postcapitalista o anticapitalista, es importante saber qué es precisamente el capitalismo, para no seguir reproduciendo esta perspectiva

Sé que por ejemplo, no es lo mismo hablar del capitalismo desde Nueva York que desde una comunidad en Oaxaca o desde una comunidad en Chiapas. Son diferentes ámbitos, diferentes esferas, pero eso no significa que la comunidad en una colonia o un suburbio judío de Nueva York, las personas que viven ahí no puedan construir relaciones sociales no capitalistas. Ni tampoco eso significa que en una comunidad de los altos de Chiapas o de la Sierra Norte de Oaxaca, a pesar de que mantienen una vida comunitaria en donde la comunalidad rige los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, eso no significa que el capitalismo no haya llegado también en sus diferentes formas diferentes expresionismo no haya llegado a tener presencia del estado

Entonces, negar al estado o al capitalismo no va a hacer que dejen de existir. El Estado está ahí, el capitalismo está ahí y somos parte de eso, queramos o no queramos. Entonces es importante entender cómo funcionan, cuáles son sus lógicas y cómo se conectan estás lógicas con otras. Como por ejemplo, la lógica del colonialismo y la colonialidad.

Bueno para entrar en materia, hablemos de qué es la modernidad y porqué es importante hablar de la modernidad hoy día. Sobre todo después de que algunos filósofos europeos por fines de la década de los ochenta y a lo largo de la década de los noventa del siglo pasado, empezaron a hacer una serie de críticas fuertes a la modernidad y a decir que ya la modernidad se había agotado, que la modernidad había fracasado, que la modernidad era un proyecto fallido y que nos encontramos ya en la emergencia de una nueva era, que era precisamente la Era de la Posmodernidad.

Esto tuvo cierta preponderancia en ciertos ámbitos de discusión, pero más allá de esta discusión teórica filosófica, ¿por qué podemos decir que esta discusión sigue siendo vigente hoy día, desde nuestra realidad latinoamericana, a pesar de que la modernidad haya sido un concepto creado en occidente, creado en Europa y, sobre todo, impuesto a países como los nuestros?

¿Cuándo surge la modernidad? Es cierto que la modernidad surge en el siglo diecisiete, cuando los filósofos racionalistas, como René Descartes y otros, colocaron a la Razón y al Hombre en el centro del mundo, pero más allá de meternos en esos debates de esos filósofos, creo que uno de los primeros rasgos que habría que reconocer en la modernidad y que sigue teniendo una fuerte repercusión en el mundo contemporáneo, en nuestros pueblos, en nuestras comunidades o en nuestros países latinoamericanos, es que la modernidad pretendió colocar a la Razón, a la capacidad racional del ser humano, como el centro y el fundamento de toda la actividad intelectual, de toda la actividad emocional, incluso.

Estos filósofos planteaban la idea de que las pasiones, las emociones tenían que estar dominadas por la racionalidad, por el pensamiento científico. De tal suerte que durante mucho tiempo se le dio más importancia a la razón, se le dio más importancia al pensamiento lógico, al pensamiento científico, a la certeza que podemos adquirir a través de un razonamiento lógico-racional y a otras dimensiones de la subjetividad humana, como pueden ser las emociones, las pasiones, el amor, el desamor y el miedo, o cualquier otra emoción que podemos llegar a sentir.

Más allá de una discusión erudita sobre este asunto, el problema radica en que la Modernidad colocó al hombre en el centro de todo, en el centro de la naturaleza, en el centro del mundo, en el centro del universo, de todo el cosmos, tal como era entendido el cosmos en el siglo dieciocho en Europa; de tal suerte que la Modernidad, lo que pretendió hacer fue construir un mundo antropocéntrico. Y digo al hombre, sin incluir a la mujer, porque así pensaban estos autores. Ni siquiera estaban pensando en la humanidad entera, sino que estaban pensando en el hombre occidental, en el hombre científico, en el hombre racional.

Así, el hombre se colocó por encima de la naturaleza, de lo que hoy los pueblos del Abya Yala reconocemos como la Madre Tierra o la Pacha Mama, de acuerdo con los pueblos andinos y trató de ver un mundo en donde la Naturaleza no solo está en segundo plano, por debajo del hombre, sino que jerárquicamente es inferior al hombre mismo. Incluso, la naturaleza es entendida como algo que está al servicio del hombre, para satisfacer sus necesidades y por tanto, no tendría otra función que ser dominada por el hombre mismo. Es decir, la naturaleza está ahí para servir, para abastecernos, para darnos todo lo que necesitamos, sin importar si esto la pone en riesgo o genera alguna fractura en ella.

Es por eso que la idea de la modernidad sigue siendo vigente y mucho de lo que hoy estamos viviendo de crisis ambiental en el mundo, de desastres socionaturales, de escasez de recursos, de contaminación, de deterioro de los ecosistemas y de laceraciones qué hacemos sobre la Madre Tierra, tiene que ver precisamente con esta idea moderna de colocar al hombre como la medida de todas las cosas. Pero la modernidad no solamente colocó a la naturaleza al servicio de ese hombre occidental, sino también a todo aquel que no se pareciera a él. Es decir, a todos aquellos diferentes, a todos aquellos otros que hablan otras lenguas, que hablan otras culturas y es por eso que la modernidad no puede ser pensada solamente como un movimiento filosófico, sino como un proceso histórico que va aparejado con el proceso de conquista y colonización de Occidente sobre otros pueblos del mundo.

La Modernidad es un proceso que se comienza a construir en el momento en el que los europeos viajan a otros continentes, y no solamente con el ánimo de comerciar o de establecer algún vínculo de cualquier tipo, sino que viajan con el objetivo de conquistar, de someter, de incorporar, de esclavizar, de colonizar. No fue algo que un día, de repente, despertamos y dijimos: “¡Queremos incorporarnos a la Modernidad. También nosotros queremos ser modernos!”, sino que la modernidad nos llegó como locomotora con el tren de Occidente.

Es decir, que Occidente nos impone una forma de gobierno, una lengua, una cultura y una forma de entender el mundo, de construir tecnología y de construir conocimiento científico, de tal suerte que la Modernidad en América Latina no fue una elección, sino algo que vino aparejado con el proceso de Conquista. Porque cuando los europeos dicen que Europa estaba destinada a ser moderna, América Latina no lo estaba. La ruta de América Latina, su camino civilizatorio, no iba hacia la modernización. Sin embargo, se convirtió en la modernización una vez que nos fue impuesta.

La Modernización fue la forma impuesta, mediante la que se nos hizo adoptar cierto tipo de conductas, cierto tipo de patrones a partir de una forma de pensamiento externa para los países latinoamericanos, que no era propia de sus pueblos y, en ese sentido, la Modernización es la consecuencia de la Modernidad que nos fue impuesto por la Conquista.

Cuando nos suben al tren de la Modernidad, no por eso nos hacemos modernos automáticamente. Es decir que se vuelven modernas ciertas élites. Nosotros en México recordamos que en la época de Porfirio Díaz se trató de generar una modernización en todos los ámbitos de la vida. Entonces, trae los trenes y trae la tecnología, pero todo esto era solamente para una élite, para una élite que estaba muy conectada con Europa y que buscaba reproducir los patrones de vida europeos en México, lo cual evidentemente no iba a ser posible para todos los pueblos, para para todas las comunidades.

De esta suerte, la modernidad en América Latina no fue solamente un proyecto impuesto, sino que también fue un proyecto inconcluso, un proyecto fracasado. Porque, desde el punto de vista de los modernizadores, no toda América Latina fue modernizada como ellos hubieran esperado. La mayoría de los pueblos siguió quedándose, desde el punto de vista de los colonizadores, sumergidos en la oscuridad de su pensamiento indígena, del pensamiento de la cosmovisión. Por tales motivos, el objetivo del estado y de la nación en muchos países durante el siglo veinte, fue precisamente concluir el proyecto modernizador que ya se había iniciado los siglos anteriores, lo cual ocasionó profundas consecuencias, como son la desigualdad, la negación de los diferentes, el ecocidio, las guerras, etc.

Es por eso que, cuando hoy día se dice “Vamos a modernizar el campo”, “Vamos a modernizar a los pueblos que están atrasados, en el subdesarrollo”, “Vamos a modernizar la industria”, ”Vamos a modernizar la tecnología”, etc; es cuando nosotros podemos ver claramente cómo este proyecto moderno, el proyecto de la modernidad sigue siendo vigente para las élites y grupos de poder que consideran a la modernización como la vía correcta, no solo para ellos sino para para todos los pueblos, para todas las comunidades y sobre todo, para seguir consolidando lo que para ellos es un proyecto civilizatorio.

La Modernidad, entonces, no es un concepto alejado de nosotros; no es algo que solamente se puede hallar en algunos libros empolvados en las bibliotecas, sino que sigue siendo parte de las políticas de estado, sigue siendo parte del proyecto civilizatorio e incluso sigue siendo hoy día parte del proyecto capitalista.

Capitalismo

En este punto es donde el tema de la modernización conecta con otro concepto, con el cual guarda una profunda conexión, que es precisamente el capitalismo. Creo que quienes estamos en este curso, tenemos un posicionamiento en contra del capitalismo. Un posicionamiento anticapitalista que parte de las luchas que estamos dando en nuestros movimientos, en nuestros colectivos, en nuestras organizaciones, desde nuestros países, que es precisamente por acabar con el capitalismo. Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de capitalismo?

Efectivamente, muchas veces se dice que el capitalismo es un sistema económico que tiene ciertas características esenciales, pero si bien es cierto que se trata de un sistema económico, al mismo tiempo también es mucho más que eso. ¿Cómo funciona este sistema?

Este sistema tiene como premisas fundamentales, y esto es algo muy sabido, la explotación de la fuerza de trabajo y la explotación de la naturaleza. Es decir, por un lado, la explotación del hombre por el hombre. La explotación de la fuerza de trabajo de los trabajadores, que le venden esa fuerza de trabajo a quienes la requieren para reproducir sus ganancias, para reproducir el capital. Esto es lo que se conoce como la explotación de la fuerza de trabajo, en términos marxistas. Pero no solamente es la explotación de la fuerza de trabajo, también es la explotación de la naturaleza y de la Madre Tierra. Es decir que no solamente con trabajo se genera capital, sino también con materias primas que provienen de lo que nosotros llamamos Madre Tierra.

De ahí proviene esta otra fuente del capital. La lógica del capitalismo es obtener el máximo de ganancia posible con el mínimo de inversión posible. No es una lógica de sobrevivencia, sino de acumulación infinita. Para poder generar esta acumulación, para poder transformar esta fuerza de trabajo en ganancia y esta ganancia en capital, es necesario explotarla. No solo es necesario explotar la fuerza de trabajo, sino las materias primas para transformarlas en mercancías.

Entonces, la explotación de la fuerza de trabajo, la explotación de la Madre Tierra, la lógica del máximo de ganancia posible con el mínimo de inversión posible, bajo una perspectiva de la acumulación al infinito, son algunos de los rasgos principales del mundo capitalista o del sistema económico capitalista. Uno de los grandes problemas, que el propio Marx ya veía desde hace mucho tiempo en torno al capitalismo, es que éste se enfrenta a ciertos límites que no hacen posible que crezca al infinito, lo cual provoca crisis recurrentes cada determinado tiempo. El capitalismo opera bajo la lógica de que puede hacer crecer al infinito sus ganancias, pero se pretende crecer al infinito sobre la base de recursos que son finitos.

De esta manera, el capitalismo enfrenta por lo menos dos límites o contradicciones que lo convierten en un sistema mucho más virulento y mucho más agresivo de lo que de por sí ya es. Uno de estos límites, Marx lo señalaba como un límite propio del sistema, explicándolo en términos complejos mediante la Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia del proceso general de acumulación capitalista, la cual se expresa de la siguiente manera.

Es un hecho que el dueño del capital cada vez gana menos por unidad de mercancías. Esto es porque cada vez hay más competencia en su área y por lo tanto tiene que abaratar sus precios en el mercado. Pero cada vez hay menos posibilidades de consumo en un mercado determinado, en una sociedad determinada, porque hay pobreza, porque hay excluidos, porque hay desempleados que no pueden consumir los productos que elaboran, de tal manera que esto a la larga, decía Marx, genera en el capitalismo una tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

Es decir, cada vez es menor la tasa de ganancia y, al decrecer ésta, el capitalista se ve ante dos opciones para enfrentarlo. Una de ellas es intensificar la producción y para producir más se requiere explotar más la fuerza de trabajo, apretar la intensidad de la producción, producir en serie, producir en cadena, alargar la jornada laboral, incluso pagando horas extra, aunque las horas extras evidentemente nunca pagarán la fuerza de trabajo que ha sido explotada en la fábrica.

Pero no solamente se trata de hacer más intensa la producción, sino también expandirse a nuevos mercados, porque si el capitalista reduce su tasa de ganancia y produce más de lo que la sociedad puede consumir, pues se mete en un cuello de botella del que no puede salir. Por tanto, tiene que crear nuevos mercados. Tiene que expandirse a otras esferas geográficas para encontrar nuevos mercados en los cuales pueda realizar, pueda vender estas mercancías.

Entonces, un primer rasgo del capitalismo es esta crisis de la tasa de ganancia, que le obliga a buscar nuevos mercados y a intensificar la producción para superarla. El capitalismo ha superado esta crisis a lo largo del tiempo, pero seguramente en algún momento llegará a toparse con un límite.

De los dos límites que tiene, el segundo no es interno al propio capitalismo, sino qué es externo a él y son los recursos naturales, cómo se les ha llamado en Occidente a los bienes comunes. Es decir, la naturaleza no es infinita, el petróleo en algún momento se va acabar, los recursos minerales en algún momento se van a agotar y el agua también puede llegar a agotarse. Todas las materias primas con las cuales los capitalistas producen sus mercancías, tienen límites, y en algún momento estos límites generan que en el capitalismo la disputa virulenta por esos recursos sea cada vez más voraz. porque evidentemente los propios capitalistas se disputan entre sí el acceso a estos recursos, el acceso a estas materias primas.

Esto le impone límites al propio capitalismo, porque no va a poder producir coca-colas una vez que el agua se agote. Lo vemos, por ejemplo, en el conflicto que hoy día hay en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas o el conflicto que ha habido en Mexicali, por una planta cervecera. Por tanto, estos conflictos por los recursos naturales, son conflictos propios del capitalismo. En la lógica del capitalismo, de lo que se trata es de expandirse lo más que se pueda, para poder encontrar esos recursos que van a transformarse en mercancías.

Pero, por más que una empresa capitalista pudiera ir de un país a otro, de un territorio a otro buscando estos recursos, que no son infinitos, tarde que temprano estos recursos se van a agotar. Esto le impone límites al propio capital, le impone límites a la reproducción del capitalismo, pero no solamente le pone límites a la reproducción del capitalismo sino que también le pone límites a la reproducción de la vida. Porque no solamente se lleva entre las patas la producción capitalista sino la vida misma.

En ese sentido, estas dos contradicciones: la interna, la de la tasa de ganancia y la externa, la de los límites naturales del capital, hacen que el propio capital entre en crisis; pero al mismo tiempo provocan una reorganización del bloque capitalista desde una perspectiva cada vez más agresiva, para encontrar y para explotar eso que tarde que temprano ya no podrá ser. De tal suerte que el capitalismo es un sistema económico condenado a su autoexterminio.

El problema es que también nos condena al exterminio de la vida. De la vida misma, sin la cual el capital tampoco podría ser posible. En ese sentido, el capital explota fuerza de trabajo y explota bienes naturales; pero no solamente explota, el capitalismo también excluye. Es decir, no solamente produce trabajadores que son explotados, sino que también produce pobres que son excluidos del mercado laboral. Pobres que, incluso, pueden llegar a ver a los explotados como privilegiados, como aquellos que por lo menos tiene la posibilidad de vender su fuerza de trabajo para reproducir su vida.

Ese es otro de los rasgos importantes del capitalismo, que no solamente explota y produce trabajadores explotados, sino que también produce pobres excluidos del sistema, que ni siquiera tienen -vamos a decirlo entre comillas- este “privilegio” de ser explotados por el capitalismo y que provoca lo que algunos autores han denominado como un antagonismo el interior de la clase.

Efectivamente, el capitalismo es un sistema compuesto por clases sociales antagónicas: la clase de los que poseen los medios de producción y la clase de los que no poseen estos medios de producción, pero poseen su fuerza de trabajo para vender al capital. Éste es un antagonismo que viene del origen del capitalismo, el capitalismo nace así, con ese antagonismo entre los que tienen y los que no tienen medios de producción.

El problema, dicen algunos autores, es que el capitalismo también es capaz de enfrentar a los desposeídos entre sí. es decir tan desposeído es un desempleado que no tiene trabajo y que sobrevive cómo puede, a lo mejor como comerciante o incluso pidiendo limosna en una ciudad, en un barrio periférico; cómo desposeído es aquel que no tiene otra cosa más que su fuerza trabajo para ir a vender a la fábrica. Claro, uno puede reproducir su vida con el salario y el otro está en el límite de la sobrevivencia, pero a final de cuentas los dos son desposeídos.

Ambos están excluidos del acceso a la propiedad de los medios de producción y no hay una gran distancia entre el uno y el otro, porque el que hoy día tiene este empleo en esta fábrica y que puede tener el privilegio de ser explotado, tal vez mañana ya no lo sea. Tal vez mañana haya una nueva crisis económica, o la empresa decida modernizarse y tener más tecnología que sustituya la fuerza de trabajo, o la misma empresa entre en crisis o caiga en bancarrota y haya un gran despido masivo de trabajadores.

Entonces, a este trabajador que es explotado, nadie le garantiza que va a poder seguir teniendo siempre la posibilidad de reproducir su vida mediante un salario. De tal suerte que, el problema, dicen algunos autores como Gramsci entre otros, es que el capitalismo no solamente enfrenta a una parte de la humanidad contra otra, que es: los que tienen medios de producción contra los que no tienen, sino a los desposeídos entre sí.

Es decir, a aquellos que incluso por ejemplo estarían dispuestos a ser esquiroles en una huelga, con tal de no morir de hambre. Marx decía “aquel que está dispuesto a venderse por un plato de lentejas”. Es así de miserable el capitalismo, que produce desposeídos, produce explotados y produce enfrentamientos entre los propios explotados y desposeídos. Ese es otro rasgo del capitalismo, pero no solamente eso es el capitalismo; el capitalismo también tiene que ver con la cultura, también tiene que ver con la forma de ver el mundo, con la forma de entender el mundo.

No solamente es un sistema económico de producción de mercancías, o no solamente es un sistema de mercado, o no solamente es una forma de hacer que funcione el trabajo, sino que también es lo que alguien planteaba como el triunfo cultural del capitalismo. Porque el capitalismo también produce valores, también produce una forma de conducirte ante la vida, produce una lógica consumista, produce un cierto tipo de lógica individualista, un culto a la belleza corporal. Son valores culturales que son propios del capitalismo, que el capitalismo ha sembrado en la sociedad. En ese sentido, el capitalismo no solamente nos explota, no solamente nos excluye, sino que también se nos ha metido hasta nuestra forma de ver el mundo, de entender el mundo, en nuestra propia cultura.

Ahora podemos ver elementos del capital en el ámbito de la vida comunitaria, incorporado en la vida comunitaria, pero que su origen es propiamente del mundo capitalista y vamos a poner algunos ejemplos de ello. El capitalismo sí es un sistema económico, pero es mucho más que eso, es una forma de producir relaciones sociales, es una forma de vivir culturalmente en una sociedad y, en ese sentido, es que el capitalismo se ha convertido en algo mucho más difícil de vencer. Si solo fuera ir a tomar los medios de producción, pues a la mejor eso ya se hubiera hecho y desde hace mucho tiempo hubiéramos acabado con el capitalismo, porque eso ya se ha hecho en algunos países en otros momentos. El problema es que el capitalismo no solo es eso, sino muchas otras cosas.

En ese sentido, les hago la invitación de llevar las reflexiones de este módulo a tratar de profundizar y entender un poco más, cómo funciona y qué es el capitalismo. Sobre todo si nos estamos planteando la posibilidad de enfrentarnos a este sistema.

Colonialismo

El colonialismo es algo que definitivamente está profundamente arraigado y vinculado no solo al tema del seminario, sino por supuesto a la realidad de los pueblos latinoamericanos, de nuestros propios pueblos. Muchas veces se asocia al colonialismo con una forma de relación que tuvieron ciertos países de Occidente con otros pueblos del mundo, en la cual a través de la conquista, de la colonización y del imperialismo se produjeron países que política, administrativa, y económicamente se hicieron dependientes de esos países del centro. Es decir, se creó una diferencia entre los países los países del centro y los países de la periferia.

Esta perspectiva de entender al Colonialismo bajo la lógica del centro y la periferia, ha sido vigente durante varios siglos, desde que empezaron los procesos de conquista y colonización, de Occidente hacia África, hacia Oriente y, por supuesto, hacia América Latina. Este producir países que son colonias de otro país, este negar la humanidad del que es conquistado a través de las armas, recuerden por ejemplo estas viejas discusiones que tenían los conquistadores y los frailes de la época de la Colonia en América, acerca de si los naturales tenían o no tenían alma; si eran seres racionales o no.

La imposición de una nueva cultura, de una nueva lengua y también de una nueva religión o estás relaciones de racistas esclavistas este control político que se estableció sobre los países coloniales, el régimen tributario que obligaba a los pueblos conquistados y colonizados a rendir tributo, como fuerza de trabajo o en especie a los conquistadores. El exterminio a través de las guerras, o incluso las propias epidemias son parte de una lógica colonial, que sigue siendo vigente en muchos sentidos, pero que no solamente es parte del pasado de los pueblos americanos, sino que es parte del presente, que incluso se ha perpetuado en la actualidad de muchas maneras y de muchas vías.

con esto lo que quiero decir es que el colonialismo es un proyecto civilizatorio imperialista, de larga duración, que evidentemente tuvo una fractura cuando se dieron las luchas de liberación, las luchas de  independencia de muchos países de América Latina, empezando con Haití, y todos los procesos de revoluciones e independencias que se dieron en nuestros países, pero que aunque sufrió una fractura no concluyó del todo, y encontró otras vías para perpetuarse de muchas maneras. Hoy día, el ver por ejemplo que en una escuela, en una comunidad indígena, un niño habla su lengua materna con otro niño en el salón de clase y el maestro le da una serie de reglazos o de golpes o de reprimendas, para decirle que ahí solo se habla el castellano y ahí no puede hablar su lengua, porque de lo que se trata es de aprender español para volverlos personas racionales, es una forma de colonialidad. Es una forma en la que el colonialismo se sigue perpetuando.

O por ejemplo cuando los pueblos indígenas son negados en sus derechos al territorio, en su derecho a la autonomía, o les siguen siendo saqueados sus recursos naturales a través de un proyecto minero, de una hidroeléctrica o de cualquier tipo de proyecto extractivista que ustedes puedan imaginar; eso es otra forma de reproducción del capital y también de perpetuación de las relaciones coloniales, en la cual se sigue viendo al otro como una fuente de materia prima, como mera fuerza de trabajo, si acaso como un receptáculo de una serie de políticas de modernización, para convertirlo en eso  que queremos que sea. Es decir, alguien semejante a nosotros.

Aunque habido muchas críticas y muchas resistencias frente a este tipo de políticas, frente a este tipo de procesos, lo cierto es que no han concluido, lo cierto es que no han terminado y hoy día seguimos siendo testigos de procesos de transculturación, de procesos de dominación de una cultura sobre otras. Lo que algunos autores han llamado aculturación o cambio cultural dirigido. Es decir, vamos a convertir a esos otros en algo semejante a nosotros, a través de la educación, a través de la lengua, a través de la alfabetización, a través de la castellanización, a través de convertidos en pequeños empresarios. Entonces, el colonialismo es muchas cosas pero creo que algo muy importante que tenemos que reconocer es que en América Latina el proyecto colonial no ha concluido, sigue siendo vigente.

No ha concluido con la lucha de independencia y más allá de que sea una moda, porque hoy día muchos autores hablan de este tema de la colonialidad y la decolonialidad, y se han puesto de moda autores como Ramón Grosfoguel o como Enrique Duseel, o como Santiago Castro-Gómez, o tal vez el más famoso de todos ellos que es Boaventura de Sousa Santos; más allá de esta discusión de moda, hay que decir que muchos otros autores ya habían hablado de esto antes, pero ahora resulta que ya casi a muchos se nos olvidó de qué autores como Aimé Cesaire o Franz Fannon, por ejemplo, ya habían hablado desde hace mucho tiempo del tema de la colonialidad y del colonialismo; desde mediados del siglo anterior.

Pero más allá de esta discusión teórica académica que los filósofos están teniendo, es importante creo yo reconocer, de qué manera se perpetúa el colonialismo a través de muchos dispositivos, de muchas prácticas, de muchas instituciones en nuestros pueblos latinoamericanos, e incluso, hasta dónde nosotros mismos estamos en contra del capitalismo, estamos en contra del estado, que estamos en contra de las de la dominación, que estamos en contra de muchas formas de dominación y opresión también seguimos reproduciendo, de otras formas, prácticas coloniales, discursos coloniales.

Al grado tal que, incluso hasta los propios europeos, que fueron los causantes del colonialismo, hoy día se están replanteando el tema y están diciendo en muchos lugares en Europa que ellos también han sido víctimas del colonialismo, porque aprendieron a ver el mundo desde una perspectiva colonial y colonialista, que no nos permite tener una relación más armónica con el entorno, con la naturaleza y aprendimos a ver al otro siempre como menos, como plato de segunda mesa.

Definitivamente, es un tema vigente, es un tema muy interesante por seguir discutiendo y escudriñando, más allá de las modas y, en ese sentido, qué bueno que se está discutiendo este tema en este seminario y ojalá que en las siguientes de sesiones de este módulo y en los siguientes módulos podamos seguir profundizando en ello. De hecho, vamos a discutir otro concepto más adelante, que es el concepto de colonialidad, que está profundamente vinculado al de colonialismo pero que, desde el punto de vista de algunos autores, es distinto y nos puede ayudar a entender cómo es que hoy día se perpetúan las relaciones coloniales más allá del colonialismo mismo.

Sesión en vivo

Objetivo: Identificar los rasgos principales de los conceptos abordados y explorar su concreción en nuestros ámbitos comunitarios y en los diferentes espacios de vida.

Materiales de estudio

Eduardo Restrepo: 5 encuadres teóricos sobre la descolonización


Enrique Dussel: La Modernidad


Armando Bartra: Labores invisibles. La explotación capitalista al trabajo no asalariado


Armando Bartra: Capitalismo suicida