SESIÓN 4

Los torrentes en lucha

Claudia López Pardo

Feminista boliviana, integrante de colectivos políticos de mujeres. Trabaja e investiga en luchas, feminismos y ecologismos en Bolivia.

Sesión en vivo
Profundizaremos en el análisis de las luchas de las mujeres (contra el despojo y las violencias machistas) y feministas en América Latina poniendo énfasis en el contenido antipatriarcal y anticolonial a partir de la apertura de horizontes de transformación.
Conoceremos los aportes teóricos y profundizaremos en los contenidos anticoloniales/decoloniales de feministas en América Latina en las luchas de las mujeres.

Actividad 1: Exposición sobre las luchas de las mujeres y feministas desde la perspectiva de lo común a partir de las investigaciones y aportes de Raquel Gutiérrez.

Responsable de la actividad Claudia López.

Actividad 2: Trabajo colectivo sobre dos torrentes; luchas de las mujeres contra los múltiples despojos y las violencias machistas ¿Cómo se emparentan y que les diferencia?

Responsable de la actividad Claudia López.

Debate en plenaria a partir de los videos Las revoluciones de Bertha y 8M Paro Internacional de Mujeres- «Nosotras Paramos»
(En la sección de materiales de estudio)

Actividad 3: Exposición sobre la lucha de las mujeres en espacios mixtos en territorios rurales y urbanos.

Responsable de la actividad Claudia López.

Actividad 4: Exposición y debate sobre experiencias en trabajo político en estructuras mixtas y/o solo de mujeres.

Se facilitará un texto del libro Rebeldías Feministas y Luchas de Mujeres en Latino América (2021) y el texto de Marta Melo y Dévora Ávila. El Saber es un campo de batalla. A partir de las lecturas se organizarán grupos para el debate y la discusión.

SESIÓN 4. El papel de lo anticolonial/decolonial en la construcción de una política

Planteamos este inicio a partir de dos preguntas que consideró recorren las cuatro sesiones, nos permiten hacer un cierre y también una apertura a la reflexión y al diálogo.

La primera ¿Cómo podemos vincularnos a partir de la clave de lucha? me refiero no a estas grandes luchas que muchas veces se sostienen en procesos discursivos y en gran medida paternalistas patriarcales, hablo más bien de las luchas cotidianas, de las luchas pequeñas ¿cómo nombramos nuestras propias luchas? y ¿Cómo desde ahí podemos tejer un nosotras? La segunda ¿Qué hacemos con las diferencias, cómo las hacemos visibles sin que esto separe y sobre todo cómo las orientamos hacia una fuerza desjerarquizadora? nos gustaría escucharles y entablar el diálogo a partir de lo que hemos compartido, cuánto de esto que hemos conversado les hace sentido desde su propia experiencia.

La clave de la lucha creemos que es una clave que nos permite pensar lo anticolonial desde una lógica de lo distinto y posibilita la creación de una base compartida desde un ejercicio concreto, pensarnos desde nuestras propias luchas creemos que es potente.

Tona – Lo que debemos hacer frente a la diferencia lo primero es valorarla, reconocerla como la base de la diversidad que estamos defendiendo; es la clave de toda esta multiplicidad de conocimientos e identidades que se está buscando reconocer en la sociedad;  reconocer que la sociedad, nuestra cultura, la civilización parte de la diferencia y del encuentro de esas diferencias, las disputas y de los diálogos entre las diferencias, tener ese reconocimiento y el respeto absoluto por los demás y sus particularidades. La superación de la diferencia, la incorporación o simplemente el respeto a la diferencia va tejiendo otro tipo de categorías culturales; por un lado sí es reconocer y respetar las diferencias pero por otro lado no aferrarnos a nuestras particularidades de tal forma que nos impidan dialogar con otros a quienes reconocemos como diferentes y ajenos a lo nuestro.

Marina – Hay que pensar esta lucha no como esta lucha grande sino la que hacemos en la vida cotidiana, cada una de nosotras tiene una lucha, vemos el tema de la violencia que es parte de un sistema, entonces de alguna u otra forma en nuestra vida cotidiana todas hemos sido oprimidas en mayor o menor dimensión. Nuestras diferencias en esta parte de la opresión, en estas violencias que sufrimos cotidianamente también nos entrelazan y nos une, porque ninguna de nosotras puede decir que se ha librado no de haber sufrido algún tipo de violencia; sabemos que la otra comparte lo mismo que yo hablando y vinculándonos, conociendo a la otra persona.

El aceptar las opresiones que he vivido en todo este sistema, compartirlas con otras mujeres, buscar esos espacios, ver de qué forma podemos erradicar esto. Entender que en este proceso de deconstrucción hay personas que ya están adelante en la carrera y hay algunas que estamos empezando; entender esas diferencias en donde nos estamos deconstruyendo poco a poco. Lo que yo he hecho es compartir todo esto con las mujeres que tengo en mi entorno, con mi mamá, con mi familia, con las mis compañeras con quien se ha hecho esa comunidad de sororidad, entender que en los feminismos ahí tiene diferentes tintes, hay diferentes puntos de esta otredad.

Lexsaira – Yo trabajo con niños y niñas, hablarles de inteligencia emocional a las niñas para que puedan expresar este tipo de sentimiento, que aprendan a expresarlos, me ha tocado trabajar en contextos de primaria rural, en un caso un profesor abusó sexualmente de una niña, muchas niñas estaban tan afectadas que no lo podían hablar, obviamente no va a ser el proceso de nosotras como adultas sino al proceso de ellas; creo que es educar, psico-educar a los profesores y a las profesoras porque creo que es una lucha que va en todos los ámbitos. Educar desde esta trinchera a los profesores que son los más renuentes se podría decir, hacer talleres de acoso sexual incluso para infancia obviamente adaptadas a su edad.

Creo que esta es una de mis luchas, en este momento me enfoco más en las infancias para que ya no haya más niñas violentadas, a mí sí me da como mucho para arriba el poder compartir con las niñas estos aprendizajes que uno va obteniendo, que tengan medidas para el autocuidado; estas alarmas cuando algo no les gusta poder decir no, poder hablar cuando algo les incomoda, creo que esa es mi lucha hasta el día de hoy, trabajar con las instancias, con las niñas y con los niños también porque también hay que educarlos.

Jess – Nuestras luchas empiezan en nuestras casas con nuestros seres queridos porque a pesar del efecto que nos tengamos las prácticas heteropatriarcales las traemos muy metidas.

Juliet – La lectura y las preguntas que hacen me recordó mucho a una experiencia que vivo en mi comunidad; cuando nosotros tenemos una festividad o un momento trágico como un fallecimiento, comúnmente las personas van, nos ayudan en la casa o nosotros vamos a ayudar para hacer comida para repartir los alimentos, darle de comer a toda la gente que acude y pienso que es algo que decía la lectura, respecto a cómo la interdependencia es necesaria pero más que nada pareciera también parte de nuestra naturaleza social, que no necesariamente tuviera que teorizarse, que está ahí. Que más bien el capitalismo ha sido quien lo ha dividido a través de este orden que trata de imponer constantemente, entonces, creo que a nivel comunitario es muy valorado el trabajo con esta clave de la interdependencia. Cuando migré acá en la ciudad me di cuenta que aquí es muy distinto, hay que empezar a recuperar esta tradición como una buena práctica, replicarse, así como en las comunidades hemos adoptado y a veces hasta obligadamente a actividades del ámbito citadino, creo que también puede ser a la inversa, esto a través de prácticas en la academia, prácticas en los barrios, sobre todo en las zonas más conurbadas; yo que vivo en una colonia y aquí muy bien podrían implementarse buenas prácticas a través del trabajo de la propia colonia.

Por otro lado también hay diferencias y cuestionamientos y en estas diferencias, creo que separarse a veces no es tan malo, a veces separarse o poner una línea de respeto, una línea de hasta aquí puedo convivir contigo creo que es saludable, porque el autocuidado es parte de esta clave de la conexión entre las personas. Desde una perspectiva personal, hay colectivas feministas aquí en la ciudad de Puebla con las que yo no convivo porque tienen entre sus miembros agresores, uno de ellos fue mi agresor, yo respeto su trabajo, podré estar e incluso compartir su trabajo pero no voy a trabajar con ellas porque no es un lugar seguro para mí.

También en otras luchas en las que me encontraba participando en defensa del territorio donde de repente empieza haber muchos casos de acoso sexual, los compañeros a veces ejercen el acoso sexual o prácticas machistas y al ser los líderes es complicado cuestionar por la lucha que están llevando a cabo. Creo que hacerlas visibles es nombrarlas en los espacios de asamblea, porque casi siempre hay espacios de asamblea en todos los movimientos o en los espacios comunitarios, entonces hay que hablarlo, van a estar ahí en la mesa y no podrán ser ignorados tan fácilmente. Las jerarquías es algo muy complicado porque el capitalismo impone jerarquías pero también las luchas sociales están inmersas en jerarquías muy fuertes, si bien los discursos son de que somos horizontales y este espacio es de todos, honestamente sería ingenuo decir que no existen las jerarquías en las luchas; ahí se necesita un trabajo de reflexión muy profundo que desde mi punto de vista no se ha logrado.

Ita – Lo que hemos platicado con las compañeras es que no tenemos todavía un vocabulario o una simbolización de ciertas prácticas que se están haciendo entre mujeres o que el mismo feminismo ha empujado, ahorita les llamamos lucha o les llamamos fuerza. Soy parte de un grupo de mujeres con enfermedades crónicas y cuestionamos mucho. Ana Suárez es una compañera que estudió con nosotras, ella define la lucha en su tesis de maestría que hizo sobre Las Patronas en Veracruz, es un grupo de mujeres que apoya el paso de migrantes centroamericanos y le dice que la lucha es: “las ganas de seguir viviendo”. Esa idea nos hace mucho sentido en el grupo de mujeres con enfermedades crónicas porque no habla de esta lucha del imaginario del Che Guevara o del imaginario de los movimientos de Liberación Nacional. Como que abre a pensar desde la voluntad, de esta fuerza vital a pesar de estar contra corriente, a pesar y con la vida ¿cómo podemos luchar quienes no podemos?

Una compañera decía: no puedo ir a la marcha porque no puedo dejar de llorar, no puedo ir a la marcha porque no puedo levantarme. Creo que todavía nos permea la idea de lucha en un sentido más tradicional en términos de fuerza y en términos de unidad; pensar en esta cuestión de jerarquías y diferencias, ya lo han dicho mucho, la diferencia no es el problema, el problema es cómo esa diferencia se vuelve jerarquía. Las jerarquías están fuera de nosotros en términos de que no decidimos en donde nacer, estas estructuras están antes de nosotros o de nuestra voluntad. Volviendo a lo del Che Guevara, hay una frase que dice: el Che, la calle y Pinochet en la casa; creo que eso sintetiza mucho el cuestionamiento que ha venido teniendo el feminismo, en tanto que la casa no es un espacio fuera de la lucha, lo doméstico también es un espacio bien interesante de producción y de creación, equilibrar la casa,  gestionar la casa poniendo énfasis en pensar lo doméstico como estos espacios cotidianos que están produciéndose todo el tiempo.

Noel – ¿Cómo es una política feminista de lo común que esté al tanto de lo que afecta a las diferentes? Somos diferentes, tenemos distintas opresiones, distintas luchas, queremos hacer una fricción creativa de esta diferencia pero al mismo tiempo una política de lo común. Cuando decíamos ¿Cuál es tu lucha? no queremos ninguna resonancia como liberal individualista de que cada una sola se va a resolver con su propia lucha, solo es una invitación que hacemos todo el tiempo para que a partir de una misma enlazarnos con otras. Creo que nos nutre mucho cuando cada una dice qué es lo que está haciendo en cada lugar, cada una puede partir de una misma sabiendo que una necesita luchar para estar viva.

Cuando estamos diciendo que partimos del cotidiano y lo que cada uno hace en su casa y que estamos discutiendo algunos preceptos duros de la izquierda, no estamos renunciando a la vocación de reequilibrio generales si no que estamos pensando en un modo distinto, en unas perspectivas más clásicas parece que lo que hace en la casa no tiene nada que ver con lo que pasa en otros lados o que es algo menor, entonces insistir que estamos hablando con una políticidad feminista expansiva que es capaz de permear todo del tejido social y estamos pensando en cómo cada una interviene en esos niveles de la textura social, en lo micro y lo macro, pero todo el tiempo estamos pensando en la alteración y un reequilibrio general. Ninguna lucha se sostiene si no se pone en el centro la reproducción de la vida, no hay una huelga que dure mucho si no se piensa en la comida y en las emociones que hay afectan, no podemos pensar en un mundo distinto si de verdad no cambian las formas de comer que tenemos y las formas de vincularnos entre nosotros.

Resoné mucho con esto que dice la compañera de poner límites, porque creo que es algo que estamos pensando mucho en las tramas feministas y es uno de los problemas duros que tenemos en los “entre mujeres”, muchas veces tiene que ver con cómo ponemos límites entre nosotras y lo difícil que es para las mujeres poner límites en general, mucho más cuando es con una compañera. Entonces voy a retomar palabras de Raquel Gutiérrez: “hay que autorizarnos a nosotras mismas a poner límites”. ¿Cómo hacemos para gestionar distancia y cultivar cercanía? Ese equilibrio dinámico que buscamos todo el tiempo que necesita de cultivar cercanía y gestionar distancia; necesitamos  habilitarnos la desestabilización, si viene una mujer que dice que no se va a casar y no quiere tener hijos desestabiliza a una mujer que está cuidando a sus hijos, no quiere decir que un modelo sea mejor que el otro, pero a todas desestabiliza para pensar en qué pasa con la feminidad dominante.

Úrsula – En esta diferencia sin jerarquizar creo que ahí hay un reto enorme en cómo comenzamos a generar otras formas de relación, donde no tratemos de ocultar ni de invisibilizar estas diferencias sino al contrario, de poderlas evidenciar. Pero ¿cómo deconstruir esta jerarquía que va intrínseca? ahí hay un ejercicio pues de deconstrucción de desarme, de lo que decía Noe de desestabilización. Ahí suena mucho esto que está en las calles, en las marchas queremos cambiarlo todo, poner el mundo patas para arriba, tiene que ver con estas estructuras más sólidas y de cómo el feminismo está justo removiendo estas estructuras. ¿Cómo sabemos que la otra sufre lo mismo que yo? Creo que el ejercicio “entre nosotras”, estas prácticas que nombran como separatistas tienen ahí un sentido para podernos juntar en espacios de mujeres, donde no es que no queramos a los compañeros, pero son espacios de mujeres, porque definitivamente hablando como de esta diferencia que de pronto genera jerarquías los espacios mixtos de pronto generan esta incapacidad para poder circular la palabra entre las mujeres.

Un compañero hablaba que en su comunidad y dice: “dejamos de hablar con el maíz”, “porque desatendimos la palabra y nos toca de nuevo poder generar las palabras con las que hablamos con el maíz y con otras formas de vida”. En el proceso de urbanización de capitalismo fuimos perdiendo y toca volver a retejer pero muchas veces volver a retejer desde generar los conceptos, las ideas, las palabras para nombrarlo. La compañera Alexa decía sobre el activismo y la práctica cotidiana, no creo que estén disociados; estamos apelando a un ejercicio de lucha y de activismo cotidiano, ahí Ita decía cómo equiparamos las luchas a las ganas de seguir viviendo. Me gustaría cerrar con lo que dicen compañeras en el Valle de Oaxaca que luchan contra el extractivismo minero, ellas recuperan esta idea de las luchas por la vida contra la minería porque la lucha que están haciendo las compañeras sí la hacen contra las empresas mineras, contra el extractivismo, pero sobre todo lo hacen por por su propia vida.

Esta es nuestra cuarta sesión y la nombramos Las luchas de las mujeres por la vida y su carácter anticolonial; retejer desde la interdependencia, trama y vida ¿Desde dónde nombramos?, ¿Cuál es la experiencia que nos atraviesa? Yo creo que esto es muy importante porque implica también hablar desde una misma, desde nuestra propia experiencia; hemos aprendido y yo de manera personal la importancia de nuestra palabra y de nombrar; porque todo esto cuenta y abona, implica también tomar la voz y no dudar en este ejercicio porque ahí de pronto nos encontramos en una especie de práctica silenciadora, muchas veces auto silenciadora pero también de pronto de compañeros, incluso de compañeras. Entonces es bien importante hacer este ejercicio de poder tomar la voz y creo que ahí importa mucho nombrar o decir desde dónde estamos hablando; es importante porque rompe de pronto la idea del conocimiento neutro, que pareciera que el conocimiento se produce desde un no lugar y el conocimiento se produce desde la experiencia concreta y desde las experiencias históricas que nos atraviesan. Hablamos desde un conocimiento situado territorialmente, desde la tierra que pisamos, desde dónde estamos paradas.

Mi experiencia de acercamiento, de conocimiento de las luchas en defensa del territorio y en poco más de 10 años básicamente se ha nutrido de 3 experiencias importantes: la lucha contra los proyectos eólicos en el Istmo de Tehuantepec; la lucha de las compañeras y los compañeros en el Valle de Oaxaca contra el extractivismo minero, y el acompañamiento que pude hacer de mujeres partes de la policía comunitaria en Guerrero. Las luchas de las mujeres por la tierra y el territorio y los bienes comunes abona y es parte de la construcción de otras formas de pensar y de hacer lo político, las compañeras desde la lucha nos están iluminando caminos distintos de pensar lo político desde una práctica distinta, es un aporte que hacen las mujeres en defensa que luchan no por su territorio, muchas veces no se autonombra o no se reconocen como feministas sino como mujeres en lucha, creo que es importante visibilizar su práctica y  que su ejercicio está abonando a otras formas de pensar y de pensarnos dentro de la política.

La clave, la idea de la tierra territorio, aquí retomo una reflexión de la compañera Gladys Tzul que nos dice que la lucha por la tierra ha sido el motor de la historia indígena y esto es importante tenerlo presente porque ha sido un proceso histórico que ha configurado en gran medida lo que hoy son no solo las comunidades indígenas, sino también campesinas. La tierra territorio es una clave interpretativa a tener en cuenta que nos permite hablar de las luchas de las mujeres contra el extractivismo, la propuesta de luchas por la tierra y territorio se inspira en la propuesta de cuerpo territorio de Lorena Cabnal quien señala la recuperación y defensa del territorio, tierra como una garantía del espacio concreto territorial donde se manifiesta la vida de los cuerpos.

La tierra es el espacio concreto en el que se genera y se gesta la relación en este caso a partir del trabajo pero no solamente el trabajo agrícola. El trabajo agrícola es una de las formas mediante la cual la mujer del Valle se vincula con la naturaleza, cultivar no es sólo trabajo, implica un conocimiento profundo de los ciclos de la lluvia, del cuidado que requieren ciertas plantas y alimentos, también implica el control de los alimentos que se consumen; en grado importante el trabajo agrícola sienta la base de una forma de vida disidente al capital. Entonces la propuesta es hablar para acercarnos o para dar cuenta de las luchas de las mujeres, hablar también nos insertar esta clave de tierra territorio, las mujeres a partir del vínculo que se gestan con la tierra construyen o refuerzan mucho los argumentos o los sistemas del sustento que subyace en las luchas territoriales.

La imagen es de una misión de observación que se hizo ya hace algunos años a San José del Progreso, una de las mesas que se generaron como parte de esta misión de observación fue el de las mujeres. Aquí las mujeres de la Comunidad nos compartieron cómo el extractivismo minero las atraviesa de manera diferenciada, que cuando hay una lucha abierta y desplegada las mujeres no solamente participan de manera directa sino que también sostienen emocionalmente estas luchas. La queja que había es que el trabajo minero implicaba que hombres de otras comunidades que desconocían los códigos de la comunidad de pronto ya vivían ahí o circulaban con todo lo que eso implica, las relaciones que se gestan, comenzaba a ver un montón de bares, prostitución.

En San José que es un proyecto distinto, que es un proyecto minero del Istmo, es un proyecto eólico que se inscribe en esta lógica de las energías verdes pero que en el ejercicio y en la práctica tienen una base común de despojo y de violencia. No fue hasta que llegó a San José del Progreso y que las compañeras en un contexto distinto y en un proyecto diferente de nuevo ponen sobre la mesa este tipo de problemáticas, esto no sólo se se repitió en San José del Progreso, sino también en otras comunidades del Valle, donde las mujeres dicen no a la minería, decimos sí a la vida.

En el caso de Teitipac, la lucha contra el extractivismo minero fue encabezado principalmente por mujeres, lo que implicó un quiebre como decía Noe, una desestabilización de ciertas normas y jerarquías. Cuando hacía alguna entrevista ahí, los hombres decían: “quedamos casi impresionados por la fuerza de las mujeres, porque nunca se había manifestado de esta manera tan abierto, no quedó más que hacernos a un lado, retroceder y dar el espacio a las mujeres porque fueron ellas quienes encabezaron y de alguna manera determinaron también el rumbo de la lucha. De pronto en algunas luchas los compañeros pueden resultar más accesibles en algunas peticiones de las empresas y en el caso de las mujeres no, las mujeres no negocian con la minería, y no negocian por una cosa básica, ellas decían nosotros vivimos de la producción de tortilla, de aquí damos de comer a los hijos a la familia, que llegue la minería y que rompa esto es el fin de la vida tal cual la conocemos.

Lexsaira – Yo estuve en un proyecto hace como 3 años aproximadamente en Temaca, una comunidad en Jalisco acompañando un proceso de territorio donde CONAGUA creó una presa que se llama El Zapotillo y quería desalojar a las personas que vivían ahí; estas personas crean sus propios alimentos viven en una comunidad bastante sustentable y generalmente son adultos mayores porque ha habido mucho desplazamiento hacia Monterrey, a Guadalajara, a ciudades donde hay haya empleo, ellos y ellas iban a marchas, a manifestaciones con este lema “luchan las ganas de seguir viviendo”. Muchas personas fallecieron a causa de este trauma psicosocial que vivian, trauma también en niños, niñas, donde soñaba que se les inundaba el pueblo.

La solución de CONAGUA fue llevarlos a un cerro totalmente inhóspito se podría decir, con casas desechables, nada que ver a las casas que habitaban ellos y ellas en la Comunidad de Temaca y surgieron muchas lideresas que son adultas mayores, que viajaban a Colombia, a África con todo esta problemática de desplazamiento forzado, para llevar esta agua a Guanajuato y justamente era para las fábricas de la Toyota, creo que al rancho de Vicente Fox, era toda una trama capitalista que hicieron todo lo que estuvo a su alcance. A mí se me hacía una manera muy padre de resistencia porque crearon una memoria histórica, hicieron un museo, crearon bebidas artesanales, carreras que se llevan cada año, posicionaron la comunidad de cierta manera para que su comunidad no fuera inundada. Es bastante interesante observar que la resistencia, la lucha, ese adherirse a la vida es lo que ahí estas personas en mi experiencia las mantiene vivas, las mantiene en lucha, se enferman porque son adultos mayores, pero se mantienen super joviales con alegría de vivir y que ahora ven llevan más terreno ganado a CONAGUA, dicen: “si yo me muero ahorita yo me voy feliz de ver que mi pueblo no se inundó”.

Úrsula – Las mujeres que luchan contra distintos megaproyectos tienen un montón de frentes abiertos, porque no solamente se lucha contra la empresa sino también enfrentan presiones al interior de la Comunidad, de la propia familia. Las mujeres que salen, que participan, que toman la voz no vuelven a ser las mismas, ni con ellas mismas, ni al interior de las comunidades. Eso de pronto son rupturas bien tremendas, por ejemplo, era muy visible con las compañeras de la policía comunitaria que aunque el trabajo de los policías cuando daban el cargo era a los hombres, ¿Quién se queda a sembrar? ¿Quién se quedaba a cuidar los animales? ¿Quién se quedaba a cargo de la casa? Eran las mujeres, las compañeras hacían esto. Pero llegó un momento en que dijeron “también queremos tener cargos y estar al frente, e impartir justicia como lo hacen los hombres, queremos tener un espacio”. Eso implicó una ruptura tremenda, muchas se habían tenido que separar de sus parejas, estaban envueltas en un montón de chismes por estar pugnando un espacio dentro de espacios de hombres como el de ser policía. Una compañera muy querida decía: “yo ya no puedo regresar a mi comunidad a casarme porque yo ya soy otra y los hombres casi hasta me tienen miedo” Entonces ¿Cómo vuelves de pronto a generar este equilibrio?

Clau – En relación a poner en el centro de la reproducción de la vida junto con otras compañeras que han estableciendo alianzas, aquí una clave de las mujeres creando, las feministas bolivianas que son muy potentes han propuesto generar alianzas insólitas. Por tanto nosotras le estamos llamando ensayos, también hay algunas que le llaman alianzas políticas, otras están llamando amistad política entre mujeres. Cristina Vega en un artículo pone el foco sobre la reproducción y el sostenimiento de la lucha pensando en un momento de lucha desplegada, lo que hace es visibilizar la importancia del trabajo de las mujeres para la reproducción y para el sostenimiento de la lucha.

Una de las cosas que estamos intentando hacer es un ejercicio de repolitización sobre ese divorcio que hay entre la vida cotidiana y la vida pública, sobre quienes luchan. Es súper importante este ejercicio que varias en diferentes lugares estamos haciendo en nombrar, resignificar las formas y los tipos de politicidad que se van dando en los espacios de mujeres y feministas, porque empezamos a visibilizar las tareas que vamos haciendo las mujeres que no era reconocidas, que no son reconocidas.

En Bolivia no nos han transmitido la experiencia de otras mujeres de otras generaciones, cómo han luchado, había también una ruptura en los feminismos y no se nombraba. Yo sí siento que la clave de las mujeres que estaban organizando la comida ya no alcanza, siento que hay que hacer una lectura contrapelo de lo que pasaba antes y cómo lucharon, porque sí siento que hay un montón de tareas de trabajos que produjeron y sostuvieron la lucha que no eran reconocidos y ahora hay que empezar a mirar.

En relación al quehacer diario de la política creo que es importante mirar si lo cotidiano pero también las prácticas que se despliegan en la lucha, algo que dicen las compañeras del sur es que esa masividad que a veces se ve en las calles o en los momentos de lucha desplegada no llega así de la nada, sino que ha habido un montón de trabajo realizado en pequeños espacios, en asambleas, y eso es algo que también hay que nombrar.

La interdependencia es el conjunto de actividades, trabajos y energías en común para garantizar la reproducción simbólica efectiva y material de la vida. Creo que estas 2 claves son importantes, trama e interdependencia van a nombrar prácticas concretas que permitan sostener la vida no sólo materialmente sino también afectivamente. Materialmente sería desde la concepción del marxismo, pero que desde el feminismo también la suerte de cuestionamiento se habla del sostenimiento afectivo que implica una carga en la mayoría de los casos para las mujeres y que de pronto como muchas otras actividades también es invisibilizada.

El otro concepto interesante es centralidad de la reproducción de la vida humana y no humana aquí rompe con la idea antropocéntrica de pensar la vida desde la categoría humana y lo desborda hacia una categoría de vida más allá del ser humano hombre o mujer; las luchas por la tierra, el territorio y los bienes comunes ponen en el centro la vida en sus distintas formas. El capitalismo, el patriarcado y el colonialismo separa, media y reestablece los términos de la relación trama descentralizando la vida vivible.

En el caso del capital es más claro: desplaza a la reproducción de la vida del centro y coloca al capital o una de las cosas que sostiene al capital que puede ser la generación de valor o la producción. La trama se replantea a partir de la centralidad de esta cosa que sostiene el capital ya no de la vida, la vida se desplaza, la vida queda en segundo plano cuando era una parte central de la trama. En las comunidades muchas de las relaciones que se gestan no tienen que ver con la producción que sostiene el capital sino tiene que ver con el sostenimiento de la vida, por ejemplo en el tequio. En distintos espacios colectivos lo que está en el centro es la vida no sólo individual sino también comunitaria; cosa que no pasa en la lógica de las ciudades, ahí la dinámica es distinta porque la estructura, la organización está orientada en otro sentido.

La mirada relacional  que tiene que ver con esta idea de trama, de vínculo ¿Qué aporta esto al debate sobre la vida o las luchas de las mujeres? Esta mirada relacional es importante porque justo lo que hace es romper esta ficción del individuo que es uno de los pilares del capitalismo que te dice: tú puedes hacerlo todo por ti mismo, tú eres independiente, no dependes de nadie y de nada. Esta mirada relacional es también un enfoque metodológico de cómo rompemos con esta noción del individuo para comenzar a visibilizar las distintas tramas que sostienen la vida, nuestra propia vida o las vidas que nosotros sostenemos. Entonces creo que el aporte de este enfoque radica justo en poner a la luz y en romper la ficción que el capital ha tratado de imponer por un largo tiempo, más allá de los dualismos y paradigmas antropocéntricos.

El pensamiento capitalista sobre todo se ha sostenido en esta idea dicotómica de la naturaleza sociedad como algo separado, que somos una exterioridad de la naturaleza o que estamos como en caminos distintos. Nosotros somos naturaleza y también constituimos a la naturaleza, nos constituye y la constituimos, si pensamos como una trama y que el capital para sostenerse tiene que entrar a la trama de la vida ¿Qué pasa entonces con el capital? El capital tampoco es una exterioridad y de ahí la importancia de repensar la lucha desde las prácticas cotidianas, no para individualizar, sino para potenciar porque al final el capital también se sostiene en nuestras propias vidas. Nosotros somos la base que permite y potencia al capital, entonces, ¿Cómo lo desestabilizamos? pasa por una revisión de nuestras propias prácticas.

El capitalismo no es una exterioridad del tejido de la vida, es una forma de organizar la naturaleza, no es una externalidad, es una manera en cómo construimos y por eso también somos nosotras, nosotros, quienes podemos revertir esta forma organizativa. Creo que ahí está un aporte, tiene que ver también con cómo se han construido los movimientos sociales, como hemos pensado la lucha, esta gran lucha contra el capital que de repente son inalcanzables, interminables. Pensarlo de esta manera nos posibilita y nos habilita una potencia bien importante de desestabilizar, de repensar y de desplazar en la categoría de la lucha hacia la vida cotidiana, y hacia la lucha por la vida, por la vida vivible, por la vida que está en el centro, no por una vida que sostenga solamente al capital.

Benito – Creo que algo fundamental sería pensar en cómo hacer visibles estas prácticas cotidianas comunitarias que hacen posible ese sostenimiento de la vida, algo común es que la lucha tiene esta lectura feminista de lo procesos, pero también algo común son los pueblos originarios, éstos que están ahí y que son los que empiezan a generar una trama de resistencia y que alguna otra manera se basan en estas prácticas colectivas que les son propias. Entonces desde ahí pensar ¿Cómo se podría ampliar esa importancia, esa centralidad que tienen? Hablamos de los tequios, hablamos de la mano vuelta, hablamos de todos estos sistemas organizativos de las asambleas. Siento que muchas veces no se les da a esos mismos procesos la relevancia que realmente tengan la capacidad de transformar estas relaciones de poder que a veces se ven como omnipresentes, esas cosas que de repente no podemos romper desde lo local porque son demasiado globales, siento que ahí hay una discusión de cómo las luchas locales pueden ir desarticulando la trama de colonialismo y de capitalismo, pero ¿De qué manera? Siento que se ha gastado a veces este discurso de las prácticas colectivas, yo no veo mucho cómo se pueden poner en el centro realmente ¿Cómo a partir de esas prácticas concretas podríamos ponerlas en el centro para realmente desde ahí, desde lo local empezar a ganarle terreno al capital, a esta trama de muerte? Creo que es una de esas grandes enseñanzas del EZLN, de ir ganando terreno ¿De qué manera se podrían visibilizar estas prácticas concretas y darles la relevancia y centralidad que tienen en esta lucha por la vida?

Úrsula –  Las prácticas serían la materialización de una lógica distinta que muchas veces choca con el capitalismo pero que corre de manera distinta, en otro canal. Lo que vemos en las asambleas, el tequio y otras formas organizativas de relación al final son la materialización, lo que estas formas de relación ponen en el centro justo es una lógica distinta, no la productivista desde la lógica del capital sino la vida en una concepción más amplia. Entonces yo creo que más que visibilizar estas prácticas quizás lo que tocaría dentro de la Universidad comunal es de cómo comunalizamos la ciudad, cómo comunalizamos nuestra vida, nuestra propia vida, porque no tenemos las mismas condiciones.

Por ejemplo decía Jaime Luna en alguna entrevista que se le hacía: ¿Tiene la ciudad algo que aportar a la vida comunal? y decía Jaime: no, la ciudad no tiene nada que aportar. Pero un poco pensando esto nosotras, nosotros, tratamos de darle vuelta. Entonces ¿cómo tratamos de revertir la lógica urbana de las ciudades que es una lógica funcional sobre todo al capital o sea cómo comunalizamos la vida en la ciudad? El reto no es tanto visibilizar lo que hacen en las comunidades, porque ellos ya lo hacen, lo tienen súper claro; más bien son nuestros propios procesos ¿Cómo podemos transformarlos? desde ahí tejer en común, en colectivo, con estas luchas.

Clau – Mirar sobre todo que las formas políticas que están ahí luchando primero son formas de autogobierno, que tienen procesos políticos autónomos, son sujetos políticos históricos que tienen sus propias organizaciones que gestionan la vida, es decir, mirar que hay otras formas políticas que están luchando en antagonismo al capital, al Estado y a la dominación de la amalgama. Creo que no quitar el carácter histórico de las luchas, de los sujetos en lucha también es un gesto decolonial.

Benito – ¿Cómo comunalizar al estado? Pensar las relaciones que se han establecido entre los pueblos y entre las ciudades a mí este tema me interesa porque he estado trabajando en cosas del Estado pluricultural y claramente vemos que en estas prácticas concretas de los pueblos es donde se refleja  otra forma de entender la trama de la vida ¿De qué manera el estado tendría que transformarse o refundarse para respetar esas otras formas de relacionarse con los pueblos?

Úrsula – En alguna conversación con Raquel Gutiérrez nos decía: de pronto a los movimientos, a las luchas se les pide casi del A a la Z, es decir, el proyecto terminado, esto no es así. La inconformidad, el desacuerdo, la molestia es algo que también se va construyendo; las luchas tienen un horizonte la mayoría de las veces pero también en el proceso mismo se va construyendo el hacia dónde. No es algo terminado, no es algo concluido, cerrado, es algo que se va transformando en el mismo proceso, porque tiene que ver justo con la vida, la vida no es una cosa estática, el bienestar no es uno solo permanente, se va transformando y moviendo.

En ese sentido los horizontes se van construyendo en el mismo proceso y de manera colectiva; por otro lado creo que el zapatismo nos ha enseñado desde la experiencia mexicana al decir en el proceso de autonomía ¿Por qué el Estado nos tiene que reconocer?, ¿Por qué interpelamos siempre al Estado para confrontarlo, para pedirle reconocimiento? Es lo que desde la comunidad se está planteando. Quién sabe si la propuesta es lo comunal, yo creo que en el fondo sí es anti estatista, anticapitalista, pues guarda mucho de esto, pero en su forma digamos y en su ejercicio, muchas veces ni siquiera mira al Estado, camina un camino distinto y de pronto sí tiene momentos de confrontación, y de pronto tiene momentos pragmáticos para poder avanzar.

Entonces creo que nos tocaría descentralizarnos o des estatalizarnos, no sé cómo pensarlo, no estar mirando siempre al Estado, porque creo que eso también acota los horizontes, los procesos de lucha, no es una lucha contra el Estado, o sea sí y no, es una lucha por la vida y si de pronto el Estado es un elemento como en las concesiones mineras, que está dando permisos de extractivismo pues sí entonces sí es contra el Estado. El despliegue del capital y su lógica de despojo múltiple ha tratado de negar e invisibilizar las relaciones de interdependencia. En esta idea de la construcción del individuo, en esta fantasía justo se ha invisibilizado, se han negado todas estas relaciones e interdependencias que posibilitan la vida y sin las cuales no sería posible subsistir.

El capitalismo en su vocación de extraer y exprimir el mayor valor posible de la naturaleza gestiona la interdependencia en términos de explotación, es decir poner en el centro la acumulación de valor abstracto y no la reproducción de la vida. Nosotros nos relacionamos con la naturaleza, con otros seres, con otras formas de vida, incluso para no cerrarlo en esta definición de vida más clásica, también nos relacionamos por ejemplo con el aire, el río o la montaña, el sol, tienen vida, todo lo que requerimos no solo para la vida humana, y no sólo la vida orgánica. Entonces nosotros interdependemos, todos necesitamos de estas relaciones para poder subsistir, en esta mirada sí hay una mirada del usufructuar en cierto sentido, el punto central es que la supervivencia o la posibilidad de nuestra vida no niega, ni imposibilita otras, sino que Interdependemos en una suerte de sistema. Lo que hace justo el capital en su parte más necrótica es llegar, romper, matar y desaparecer estas relaciones de interdependencia. Es a través de separaciones que el capital interviene el tejido de la vida, al hacerlo niega y oculta la red de relaciones de interconexión e interdependencia, se pone en el centro la acumulación del capital.

El capitalismo necesita de la trama de la vida para poderse desarrollar, entonces tiene esta parte necrótica donde acaba con cualquier posibilidad de vida pero implica también su propio fin, entonces para poder reproducirse el capital sobre todo lo que hace es generar estas separaciones, rompe el vínculo, media y restablece un vínculo en una lógica que le permita reproducirse a sí mismo y mantenerse como un sistema. El capital tiene su parte necrótica pero también tiene su parte donde tiene que preocuparse por mantener la trama de la vida siempre y cuando le sea funcional.

Mine y Raquel distinguen 3 separaciones importantes que tienen que ver con 1) El capital naturaleza, explotación de la tierra y sus bienes, 2) De los desposeídos de sus medios de existencia, explotación como trabajadores, y 3) La separación de las mujeres del conjunto de varones, invisibilización del trabajo de las mujeres para hacer posible la reproducción del capital que es la mediación patriarcal. Por ejemplo en el caso del extractivismo, se ve que ocupa un territorio donde se dejan de hacer ciertas prácticas para insertar a quienes eran dueños de su territorio, se reproducían de cierta manera y generaban un tipo de relación y vínculos, para insertarlos en una condición de trabajadores obreros, esto tiene que ver con la desposesión de estos medios de producción. La separación que se hace entre hombres y mujeres sobre todo con diferenciación y jerarquización que va implícita en esta separación y qué tiene que ver sobre todo con la invisibilización de un montón de tareas que sostienen el capital pero que al quedar digamos como subsumidas o jerarquizadas quedan invisibilizadas, así sólo sale a flote esta parte del trabajo asalariado que es funcional al capital.

Clau – Es una de las aristas centrales de esta propuesta, poner en cuestión la dominación patriarcal y mirar la jerarquía de varones sobre mujeres, entonces es por eso que a nosotras nos resuena mucho la clave de interdependencia, la ligamos a la lucha por lo común y también estamos trabajando esta propuesta del “entre mujeres” que más bien es una propuesta plural heterogénea; hay que leer los “entre mujeres” que se van produciendo en diferentes contextos y geografías, territorios, como capacidad de producir política mientras ensayamos o practicamos la relación entre nosotras.

Ursula – La potencia del entre mujeres no radica sólo en que nos juntamos mujeres, hablar cosas de mujeres, sino radica en que pensando en esta triada de capitalismo patriarcado y colonialidad que media, que sabemos que media, radica en tratar de romper esta mediación y restablecer la relación bajo otras lógicas, yo creo que ahí hay una potencia bien importante porque es un ejercicio práctico de cómo rompes con esta mediación y recuperas desde otra lógica. La invitación es un poco a pensar cómo desde nuestra práctica cotidiana podemos ir rompiendo estas mediaciones que son lógicas al capital.

Tona – El concepto de la vida es central en la cuestión de la interdependencia porque  la interdependencia se plantea como un tejido que está en función de la reproducción de la vida entonces ¿Esta idea de la vida no entiendo bien cómo se debe de entender? En qué sentido se entiende, porque no se habla solamente de la vida material en el texto sino que se habla de la vida en distintos sentidos, a mí me remite a lo material de entrada, entre la vida y lo vivo me genera ahí una confusión ¿Cómo nace la idea de la vida? ¿Cómo se sostiene en lo material?

Ursula – Cuando hablamos de sostenimiento de trama pensar que en nuestro caso posibilita nuestra propia vida, desde el sol, tanto en términos materiales como de sostenimiento emocional, las amigas, mi familia, salir a pasear, ver la luz, y creo que este ejercicio es bien importante porque permite aterrizarlo. De hecho el ejercicio que quería plantearles es poder pensar quién, de qué y quiénes sostenemos nuestra propia trama de la vida, pero también de qué tramas somos parte, qué sostenemos, ¿a quien apoyamos, qué cosas en términos materiales tenemos que solventar para posibilitar la vida de otros. Respuesta no tengo, toca que cada uno haga ahí su propio aterrizaje forzoso.

Materiales de estudio

Las revoluciones de Bertha


8M Paro Internacional de Mujeres- «Nosotras Paramos»