El desarrollo del México imaginario y la resistencia del México profundo
Por Astrid Paola Chavelas López
Integrante de la Red de Defensoras y Defensores Comunitarios de los Pueblos de Oaxaca.
Recorrer el Istmo es volver los pasos en la historia de los pueblos que han construido su vida, su cultura y su visión – mundo en comunión con su entorno natural. Caminar por sus calles y plazas es habitar entre el Didjazá y el Ombeayiüts, entre las faldas multicolor y los huipiles bordados de color y de sonrisas, desde la mística danza de los carrizos al ulular del viento, hasta las cactáceas y los adustos árboles preñados de nubes que pueblan el cielo y que serpentean vadeando por las comunidades que conviven, que dan vida, y que nos muestran un rostro distinto del meridiano mestizo oaxaqueño.
En este mágico y contradictorio lugar, donde las y los compañeros de Ojo de Agua Comunicación realizan labores de acompañamiento desde la comunicación social, se dieron a la tarea de realizar diversas presentaciones de la serie de cápsulas de video y radio denominadas Extractiv-Istmo, que tienen como objetivo provocar la reflexión sobre los proyectos de desarrollo que se planean implementar en la región del Istmo de Tehuantepec.
A partir de entrevistas realizadas a personas integrantes de organizaciones y habitantes de poblaciones como Zanatepec, Salina Cruz y San Mateo del Mar, se analiza el impacto que tendrá la implementación de las Zonas Económicas Especiales. Esta serie de actividades tiene como finalidad presentar y difundir las afectaciones a las que se verán expuestas las comunidades a partir de la ejecución de estos proyectos. Por lo que, en coordinación con diversas organizaciones como el Centro de Derechos Humanos Tepeyac, Monapaküy Organización Comunitaria y el Comité Ixtepecano en Defensa de la Vida y Territorio, se realizaron proyecciones en diversos espacios comunitarios como la Explanada municipal San Mateo del Mar y el Barrio Cheguigo en Ciudad Ixtepec, comunidades que hasta la fecha son bastiones de resistencia en contra de los proyectos eólicos y mineros que se han pretendido instalar de manera arbitraria dentro de su territorio.
El Istmo de Tehuantepec ha sido una de las regiones que se ha definido desde las políticas públicas del Estado a partir del aprovechamiento de sus recursos naturales. Uno de los proyectos que empezó a definir esta postura fue el Ferrocarril Transístmico, que fue propuesto en 1880 por Buchanan y varios socios, que solicitaron la concesión para su construcción al gobierno de Díaz y que fue terminado finalmente por el financiamiento de Pearson en 1899, y que rápidamente se convirtió en la ruta entre el Puerto de Salina Cruz y Coatzacoalcos, lo que representó una relativa prosperidad económica hasta 1915, cuando el Canal de Panamá empezó a funcionar y representó una ruta más conveniente por donde se desvió la mayoría de la carga, lo que generó un declive en la ruta ferrocarrilera y por tanto, en la economía de la región.
La expansión de la expropiación petrolera hacia el Golfo y la explotación del azufre en Jáltipan, Veracruz, cuya fusión con Fertilizantes del Istmo, S.A., mantuvo activa económicamente la zona. En la actualidad, la región del Istmo de Tehuantepec es una de las que más infraestructura ha desarrollado alrededor de las comunidades indígenas, y muchas veces en franca contraposición de su bienestar o sin considerar sus necesidades, viéndolas como un escollo para la visión desarrollista de la región.
Esto, por supuesto ha implicado un crecimiento económico desigual dentro de la población y una explotación sostenida de la fuerza de trabajo, lo que crea las condiciones de vulnerabilidad de las poblaciones aledañas, que al sufrir marginación, dejan sus comunidades para buscar en las zonas de “desarrollo” un trabajo que les ayude a acceder a mejores condiciones de vida, pero que los separa de su entorno original, en muchos casos fragmentando a las familias, ya que la mayoría de las veces, es la cabeza de la familia la que se aventura fuera de la comunidad. Situación que amenaza con recrudecerse a partir de la implementación de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), o como el Dr. Juan Manuel Sandoval Palacios delGrupo de Trabajo CLACSO, puntualiza como Zonas específicas de intensa acumulación, y que define como un área delimitada geográficamente con un entorno favorable para la inversión para el desarrollo desde la perspectiva del capital que beneficia sólo a unos cuantos en perjuicio de la gente y las comunidades ubicadas en las áreas afectadas.
En este contexto podemos observar la desinformación a la que están expuestas las poblaciones que serán afectadas, ya que hasta el momento, ninguna institución gubernamental se ha presentado a exponer los riegos ambientales y sociales a los que estarán expuestos si estos proyectos denominados “de muerte” llegan a implementarse. De aquí la importancia de la labor que realizan las y los compañeros de Ojo de Agua Comunicación, además del compromiso que esta organización tiene con las comunidades, actividades como ésta, dan cuenta de la importancia de repensar si es válida la explotación ambiental social a la que serán expuestas las poblaciones originarias, en aras de la visión del desarrollo engendrada desde el duopolio Estado-Capital.
Por eso la necesidad de no perder de vista la lucha que presenta y representa este México profundo, que sigue dando la batalla no sólo por la tierra y el marque significa su morada y su alimento, sino por toda la vida que germina dentro de su territorio.
Publicado originalmente en https://educaoaxaca.org