Mujeres indígenas y feminismo comunitario

No existe una única forma de lucha antipatriarcal y es dentro del reconocimiento de esa pluralidad de feminismos, ligados a la diversidad de contextos, situaciones y violencias que sufren las mujeres, desde donde ellas mismas, hablan del feminismo comunitario. Una propuesta surgida desde las propias comunidades originarias y que entiende que, en las mujeres indígenas reside el valor y la valentía de sus ancestras, de las cuales se sirven para hacer frente a las múltiples opresiones que condicionan sus vidas. «Nosotras pensamos que nuestras abuelas fueron feministas porque hicieron un cambio en nuestra comunidad para lograr que hoy las mujeres tengan una participación política como nosotras», explica Silvia Gabriela Hernández, sanadora tradicional originaria de la comunidad de Bajos de Coyula en Huatulco.

Maricela Zurita, educadora y comunicadora comunitaria chatina originaria de San Juan Quiahije, define el feminismo comunitario como una corriente que «parte del reconocimiento como mujeres de nuestros cuerpos como el primer territorio que habitamos y de la dignidad de todos los cuerpos presentes». Hace referencia con esto a otro de los ejes centrales de esta propuesta, el concepto cuerpo-tierra, pues entiende que las mismas opresiones que el capitalismo y el patriarcado ejercen sobre los cuerpos de las mujeres, las ejercen sobre el territorio que ocupan. «Hablamos de contribuir a la mejora de nuestro contexto y entorno sin que eso implique la explotación de nadie, pero ese nadie incluye a nuestras compañeras, a nuestras infancias, a las plantas, a los animales…», cuenta Maricela.

Maricela, durante mucho tiempo, pensó que necesitaba salir de su comunidad para alejarse de todas las violencias machistas que veía en su entorno y cuenta que fue cuando lo hizo cuando se dio cuenta «no solo que fuera de la comunidad también se vivían violencias, sino que además ser chatina nos sumaba violencias». Cuenta que fue al llegar a Oaxaca para una formación y encontrarse con otras mujeres indígenas cuando dio el paso de reconocerse dentro del feminismo y de entender que el contexto comunitario tiene su propias particularidades. «Me sorprendió que todas éramos de diferentes pueblos indígenas, pero todas estábamos en situaciones muy similares», y explica que a partir de ahí tanto ella como sus compañeras empezaron a darse cuenta de como esas particularidades necesariamente iban a reflejarse en sus discursos. «Nos dábamos cuenta de que quienes nos daban esa formación en género, al no ser de comunidades indígenas, no tenían consciencia de nuestras realidades comunitarias y a partir de ahí tuvimos que entender que cosas aplicaba y cuales no a nuestros contextos para poder armar nuestra propia reflexión»

El contexto y la articulación de las luchas atendiendo a las realidades propias es clave para entender el feminismo comunitario. «El contexto importa y nuestro contexto es el contexto indígena», asegura Priscila Mendoza Cruz, una joven chatina que hace apenas un año se movió desde su comunidad, San Juan Quiahije, a la ciudad de Oaxaca para estudiar Derecho y cuenta que es precisamente el haber crecido en el contexto comunitario lo que la ha llevado a interesarse por la divulgación y defensa de los derechos de las mujeres y de las niñas. «Yo me encuentro en una situación de violencia intrafamiliar en la que veo denigrados mis derechos y lo que siento es que es injusto y que esto me pasa a mi por el hecho de ser mujer y que igual que a mí, le pasa a muchas otras», relata Priscila sobre su infancia. «Hay muchas mujeres que viven las violencias, pero no lo dicen y tampoco saben a quien acudir» cuenta Priscila, pero para muchas otras, es precisamente el haber atravesado situaciones de violencia o haberlas visto en su entorno lo que, como a ella, las ha llevado a la lucha antipatriarcal.

Evitelia Pacheco Ramirez, es una mujer Mixe originaria de la comunidad Emiliano Zapata en San Juan Cotzocon. Actualmente se dedica, a través de la Red de Mariposa de Mujeres Mixes a ayudar a otras mujeres que, como ella, han sufrido algún tipo de violencia o han visto de alguna forma vulnerados sus derechos y se reconoce dentro del feminismo comunitario porque cree que «el tipo de violencia que se vive en las comunidades y las realidades a las que nos enfrentamos las mujeres indígenas son diferentes a las que se viven en la ciudad». «Las propias mujeres en las comunidades somos las que normalizamos las violencias y no decimos nada cuando algo pasa porque se nos ha dicho siempre que las cosas son así, que es lo que nos toca, pero no lo es», reivindica Evitelia y que no tiene dudas de que si la vida de las mujeres en comunidad es diferente a muchos niveles, su forma de enfrentar las violencias que sufren también debe serlo.

¿Por qué es importante nombrarse feminista?

«Muchas veces las mujeres en comunidad no se nombran feministas», señala Silvia Gabriela Hernández. Este es el caso de Priscila Mendoza quien afirma no sentirse, al menos de momento, «completamente cómoda con término» y prefiere definirse simplemente como «una mujer chatina que está aprendiendo e indagando y que desea e intenta trabajar y contribuir para que todas las mujeres conozcan sus derechos y puedan tener una vida libre de violencias».

El autorreconocimiento o no como feminista o como feminista comunitaria es, de acuerdo con Maricela, resultado de un proceso que cada una vive a su manera. «En mi caso, supe reconocerme y darme nombre cuando llegué a Oaxaca a una formación en la que me junté con otras compañeras que venían de otros pueblos indígenas y me di cuenta de que todas habían vivido situaciones similares a de la que yo venía huyendo», cuenta Maricela.

Pese a entender que «la palabra feminismo es una forma de lucha en sí misma», Silvia Gabriela Hernández, reconoce que lo verdaderamente importante son las acciones y las luchas. «Toda mujer que lucha, que construye, que piensa en un cambio positivo para la sociedad, para mí es considerada feminista y no importa que se reconozca o no bajo esa etiqueta». En esta línea, Silvia recuerda que el feminismo comunitario reivindica, reconoce y persigue la continuidad de lucha de las ancestras. «Nuestras abuelas, sin saberse feministas, lucharon contra el patriarcado y lograron cambios en nuestras comunidades y, al final, hablar del feminismo en comunidad significa retomar nuestras raíces y reivindicar desde ahí lo que las mujeres indígenas somos».

Esta actividad cuenta con el financiamiento de la AVCD y del Gobierno Vasco, además de la colaboración de KCD ONGD

El Agua: desafío global, acciones locales desde el Istmo

Aunque no lo tengamos presente todo el tiempo, sabemos que el agua es un elemento indispensable para la vida, diariamente necesitamos de su consumo para nuestra propia sobrevivencia y de la diversidad biológica. Lo que quizá no sepamos con claridad -y por ende no actuemos conforme a ello-, es que además de nuestras necesidades de consumo e higiene, toda la industria y modelo económico también dependen del agua, de hecho, de grandes y agigantadas cantidades diarias del vital líquido.

Por ser un elemento indispensable para la vida, el agua es un derecho de todas y todos, sin embargo, ésta no está disponible de igual forma; es decir, la distribución del agua es discriminatoria: la ausencia de infraestructura hace que de los 8 mil millones de personas que somos actualmente en el mundo, 2,200 millones no cuenten con servicios de agua potable de forma segura*.

Aunque el escenario a nivel mundial es abrumador, no habrá manera de enfrentar el problema sino tenemos como punto de partida la situación concreta de cada país y cada región. Su análisis y acciones de acuerdo a las propias condiciones de cada territorio es una tarea que nos corresponde a todas y todos.

En este espacio compartimos la experiencia de una iniciativa por parte de jóvenes, organizaciones civiles, estudiantes, académicos y diversas personas de distintas comunidades desde el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, que se han unido en la Gira: “Con los pies en el agua”, la cual ha comenzado desde una exploración de la situación del agua en la zona, para continuar difundiendo sobre su problemática y alternativas que ayuden a frenar el problema a nivel regional.

 

Frente a una crisis apremiante y a nivel mundial

Para darnos una idea del porqué abordar el tema del agua y la transcendencia de los proyectos locales entorno a ella, tenemos que comenzar por repasar un poco sobre la disponibilidad que tenemos y el uso que le damos al agua a nivel mundial.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona requiere 100 litros de agua al día, detrás de cada aparato, actividad o incluso cada alimento, hay una gran cantidad de agua que se necesitan para su producción. Por ejemplo: una hamburguesa requiere: 2,400 litros de agua, una computadora: 37,800 litros, confeccionar unos pantalones de mezclilla: 7,500 litros del vital líquido -lo equivalente a lo que bebe una persona promedio en 7 años-. Imaginemos entonces la cantidad que necesita toda la industria, la minería, las grandes presas hidrológicas, los riegos para los alimentos, etc. Recordemos que aunque el 70% del planeta es agua, sólo el 0,025% es potable.

Sumado a la escacés por su gran demanda, debemos sumar los fenómenos como la deforestación y la contaminación por la industria, lo cual hace que 9 de cada 10 desastres naturales se relacionen con el agua. En este escenario, las regiones más pobres son las más vulnerables.

La Gira: Con los Pies en el agua: conociendo el problema, construyendo soluciones

A pesar de la alta riqueza biológica que hay en Oaxaca -debido en parte a su propia diversidad cultural de los pueblos indígenas que ahí habitan- es innegable cómo el problema del agua ha ido en aumento en las distintas regiones del estado, tanto de escasez y de contaminación.

En concreto en el Istmo de Tehuantepec, el agua que diariamente consumen sus habitantes se origina en la Sierra Madre del Sur y en la Sierra Juárez, y alimenta la presa Benito Juárez, da servicio a la refinería de Salina Cruz y llega también a las lagunas de Juchitán. Lamentablemente, los ríos de esta zona se han utilizado como drenajes, además, la presencia en aumento del comercio y empresas como los parques eólicos, refinería, hoteles y los desechos químicos de los hospitales, han hecho del agua un importante foco de contaminación.

En respuesta a esta situación, a finales del 2022 se formó un equipo de diversas organizaciones sociales como Ojo de Agua Comunicación y el Centro de Derechos Humanos Tepeyac, las radios comunitarias Radio Guluchi de Zanatepec y Radio Jowa de San Mateo del Mar, así como estudiantes de las Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca (UACO), catedráticos, docentes, autoridades y diversas personas interesadas en este tema, quienes han comenzado por la realización de un diagnóstico que permita conocer y difundir la situación del agua en la región.

En este primera etapa se realizó una gira llamada “Con los pies en el agua”, cuyo propósito fue visitar y documentar la situación del agua en 3 zonas culturalmente muy importantes: los chimalapas, los zapotecas y los Ikoots. Por su estratégica ubicación se comenzó el diagnóstico en 5 comunidades de la región: San Mateo del Mar, San Miguel Chimalapas, San Francisco del Mar Pueblo Viejo, Santo Domingo Zanacatepec y San Pedro Tapanapetec. Durante varios meses habitantes de distintas edades y ocupaciones compartieron diversos materiales a través de textos, audios, videos y fotografías, manifestando la importancia que tiene el agua para sus habitantes, como viven la situación del agua, cómo la usan, las causas y consecuencias de su problemática.

Con todos estos materiales, el equipo ha logrado recopilar y difundir las preocupaciones sobre este tema, el cual se ha encontrado mucho más alarmante de lo que se imaginaba: En muchas comunidades sólo tienen acceso al agua por sólo una hora a la semana o cada tres días, en otras no la tienen. Se manifestó también que los rios están cada vez más secos y que existe un mal manejo de la basura que ocasiona contaminación tanto del suelo como al agua. Pescadores han denunciado que ya no pueden realizar sus actividades como antes, pues los peces mueren o se alejan mucho.

Como siguiente etapa de esta campaña, se seguirá convocando a más centros educativos, agentes municipales y a todas las personas interesadas en este tema, para que en los siguientes meses se continúe difundiendo información a través de más encuentros, talleres, pláticas, etc. y se espera que para el mes de octubre se realice una feria de alternativas para la vida y  cuidados del agua para dar a conocer otras formas de su cuidado tales como la captación de agua de lluvia y otras ecotecnologías que sean viables y apropiadas a la región y a cada comunidad.

Aunque los esfuerzos del cuidado del agua deben ser atendidos como prioridad desde nuestro consumo diario y a nivel personal, es indispensable seguir alertas ante las políticas públicas que impactan en las localidades y que facilitan la instalación y crecimiento de industrias y empresas, quienes mayormente afectan en las regiones con mayor vulnerabilidad y recursos naturales, tales como el Istmo de Tehuantepec.

Seguiremos atentas y atentos a las demás actividades que continuarán en esta gira durante los siguientes meses, con la idea de hacer visible la situación del agua y sus cuidados, desde nuestras actividades diarias y en respuesta a la crisis que se avecina a nivel mundial.

* (OMS/UNICEF 2019).

 

Esta actividad cuenta con el financiamiento de la AVCD y del Gobierno Vasco, además de la colaboración de KCD ONGD